Denunciantes del sacerdote Francisco Cox y laicos de La Serena pidieron la extradición del religioso desde Alemania para que enfrente denuncias de abuso sexual en su contra, luego de que reapareciera en un canal de televisión.
Además le insistieron al Papa que lo expulse del sacerdocio, como ya hizo con dos exreligiosos chilenos, entre ellos Fernando Karadima.
“No está demente ni con una salud deteriorada”, es lo que argumentan víctimas y laicos de La Serena, luego de las escuetas declaraciones del obispo emérito en TVN, donde desde Alemania se desentendió de las denuncias de abuso sexual en su contra.
Para sus denunciantes, estas imágenes lo muestran muy lejos de lo que Schoensttat, el movimiento que lo acoge, describió en un comunicado durante el fin de semana. “Tiene 85 años, su estado de salud es más precario de lo que se aprecia en ellas (en las fotos), con signos de demencia senil, no es autovalente y depende de cuidado de enfermería”, decía textual el documento.
Pero Cox contestó las preguntas y sabía lo que estaba pasando en Chile. Dijo que en todo caso las denuncias son un “enredo enorme” y que no son problema suyo.
Hernán Godoy, uno de sus denunciantes, dijo sentir rabia y pena, y sostuvo que la actitud de Cox dio cuenta de soberbia. Por eso es que reiteró el llamado al Papa para que lo expulse del sacerdocio.
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Desde la agrupación de laicos de La Serena, Juan XXIII, dijeron que la situación de salud que se ve de Cox no es compleja, ni tampoco se evidencias problemas psicológicos. Por eso es que hizo un llamado a que la justicia lo extradite para que enfrente en Chile las denuncias.
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El caso de Cox era un secreto a voces. Sus denunciantes dicen que besaba habitualmente en la boca a menores de edad, y que todos lo sabían.
En octubre del 2002, el entonces arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, lo mandó a recluirse en Alemania, donde hoy se encuentra y tiene una denuncia por abuso sexual.