Durante las últimas horas se reanudó el juicio contra dos chilenos que están presos en Malasia y con posibilidades de ser condenados a morir en la horca.

En ese contexto, la fiscalía de Kuala Lumpur ofreció al ingeniero Felipe Osiadacz (28) y al chef Fernando Candia (30) pasar 30 años en la cárcel como “trueque” a la pena máxima siempre y cuando se declaren culpables del crimen que se les imputa.

En el país asiático ambos están siendo representados por la abogada india Venkateswari Alagendra, quien ha reiterado que los chilenos “actuaron en defensa propia” en el crimen que se les imputa. Todo ocurrió en una confusa pelea en el lobby de un hotel y en donde la tercera persona murió.

Este juicio fue reanudado, según consignó Emol, a las 22:00 de ayer domingo en Chile (09:00 horas de hoy lunes en Malasia).

En la audiencia -que fue breve y que se reanudará el 27 de septiembre- no hubo testigos y los chilenos contaron con la presencia de algunos de sus cercanos.

El hombre que murió

El hombre que murió en la pelea en la que estuvieron involucrados Osiadacz y Candia -y que aseguran fue en defensa propia- era un “ladyboy”, como se le denomina a los travestis y transexuales en Malasia. Sin embargo, este antecedente estuvo -en términos comunicacionales- guardado bajo siete llaves.

Ese dato “siempre estuvo en el expediente. No es ninguna sorpresa”, dijo escuetamente Jorge Bofill, abogado que representa a los familiares de los detenidos, a principios de agosto a diario La Tercera.

En aquella oportunidad, el matutino detalló que las familias y sus asesores acordaron -como estrategia legal- reservar la condición sexual del ciudadano malasio para que el caso no se viera “contaminado” dada su gravedad y la alta pena que cumplirían los detenidos en caso de ser declarados culpables.

“(…) Felipe estaba en el hotel, esperando que llegara Fernando, porque este último tenía la llave para entrar a la habitación, y esta persona siguió a Fernando y ahí se produjo el incidente que se describe”, explicó Jorge Bofill en el reporte que publicó La Tercera el 2 de agosto.

En los delitos de homicidio en Malasia no se distingue la condición sexual de la víctima para un tratamiento distinto.

En síntesis, que la víctima haya sido un “ladyboy” no tendría mayor implicancia en el tratamiento judicial de los hechos. En el código penal de Malasia, donde prima una cultura que dista en varios aspectos de la occidental, se sancionan una serie de prácticas sexuales, entre ellas el lesbianismo y el travestismo.