Esta mañana se vivió un nuevo Te Deum ecuménico en la Catedral Metropolitana, instancia que estuvo marcada por la falta de un mea culpa explícito por parte de la Iglesia Católica con respecto a los casos de abuso sexual contra menores.
No obstante, sí hubo un breve momento en el cual la institución se refirió a la situación, que tiene a todos los obispos renunciados, al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, investigado por encubrimiento; y al excardenal de este organismo, Óscar Muñoz, en prisión preventiva por delitos de connotación sexual.
Sebastián Piñera llegó al templo a las 11:40 horas, con lo cual se dio el vamos a servicio de acción de gracias por Chile, momento en el cual un cántico dijo todo lo que la Iglesia no quiso reconocer.
En la voz de Francisco Astorga, el hombre entonó los siguientes versos frente a Piñera, su gabinete, los presidentes de ambas cámaras del Congreso, el presidente de la Corte Suprema y el fiscal nacional, entre otros.
Mira tu pueblo Señor, quiero la paz, el encuentro
Pero el miedo está aquí adentroSiento vergüenza y dolor
Si juzgo al encubridor y abusador son culpables
Negarlo es inaceptable cuando el temporal arrecia
En reconstruir la Iglesia, yo también soy responsableMira este Chile famélico, ¿adónde está lo apostólico?
Nos hace falta ser católico, también ser más evangélicoEl desafío no es bélico, la esperanza es (ininteligible)
Así estar donde hay que estar, en Cristo conversión
Con fe, comunicación, para acoger y sanar
Este canto, que no dura más de dos minutos, fue la única instancia durante la ceremonia en la que se abordó de manera más directa la crisis que han generado los abusos sexuales por parte de ministros de fe.
La homilía fue leída por el monje benedictino, Benito Rodríguez, quien calificó los escándalos, la alta desaprobación al rol de la Iglesia, la salida de obispos -como Juan Barros- y las acusaciones de encubrimiento como “un momento particular”.
“Hoy nos toca presidir esta solemne celebración del Te Deum en un momento muy particular, porque estamos pasando por tiempos recios, como decía santa Teresa”, dijo el religioso.
“Nuestra Iglesia de Chile vive un tiempo de purificación quizás como nunca antes en su historia. Creemos que hablar desde esta precariedad, sin pretender negarla o esconderla es también nuestro aporte al hoy de nuestra historia”, añadió.
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