La declaración del arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati en calidad de imputado por encubrimiento de abusos sexuales, que estaba programada para mañana martes, fue reagendada tras petición de la defensa.
Desde Comunicaciones del Arzobispado sustentaron la medida en que “teniendo presente que existen antecedentes incautados por la Fiscalía Regional de Rancagua en recientes diligencias, que aún no han sido procesados por el Ministerio Público ni entregados a la defensa del Cardenal Ricardo Ezzati Arnello, unido a la presentación de una querella referida a hechos que constituyen, entre otros, el motivo de la citación, se decidió suspender la diligencia por ahora”.
Posteriormente, desde el Ministerio Público confirmaron esa versión, manifestando que el fiscal a cargo del caso, Emiliano Arias, reprogramó la fecha por solicitud de la defensa de Ezzati, puesto que pidieron más tiempo para conocer la carpeta de investigación.
Asimismo, precisaron que la nueva fecha no será pública hasta que las partes sean notificadas.
Cuando fue citado, el 24 de julio, el sacerdote advirtió que “reitero mi compromiso y el de la Iglesia de Santiago con las víctimas, con la búsqueda de la verdad y con el respeto a la justicia civil. Tengo la convicción de que nunca he encubierto ni he obstruido a la justicia, y como ciudadano cumpliré con mi deber de aportar todos los antecedentes que contribuyan a esclarecer los hechos”.
Esta citación judicial se conoció dos días después de revelarse el contenido de una carta -hallada en un allanamiento efectuado al Obispado de Rancagua- escrita por el actual obispo emérito Alejandro Goic y dirigida a Ezzati, en la que indicaba “nadie hoy puede mantener en silencio los abusos a menores. Quien lo hace se pone en situación de tercero y también de cómplice”.
La Iglesia Católica chilena vive un auténtico calvario a raíz de las denuncias de víctimas de abusos sexuales que desde 1960 ha salpicado a un total de 158 obispos, sacerdotes y laicos, según datos de la Fiscalía.
En total, 266 personas, entre ellas 178 menores y adolescentes, habrían sido víctimas de abusos sexuales por miembros ligados a la Iglesia Católica chilena, que vive una de sus peores crisis.