“Les pido perdón a quienes causé algún sufrimiento y no traté bien; a quienes presté poca atención, por todo lo que no concluí, por lo que no hice o hice mal, les pido su perdón y comprensión”.
Son palabras del renunciado obispo de Talca, Horacio Valenzuela, cuya salida fue confirmada este jueves por el Papa Francisco y a quien acusan de haber encubierto los abusos cometidos por el expárroco de El Bosque, Fernando Karadima.
Es el segundo prelado sindicado como encubridor de los delitos del exsacerdote, que deja su respectiva diócesis, sumándose a la salida de Juan Barros en Osorno.
Como administrador apostólico de la diócesis talquina asumió Galo Fernández, quien se desempeña como obispo auxiliar de Santiago. A su llegada al Maule, dijo que quienes incumplan los roles en la Iglesia deben ser apartados.
Con esperanza y tranquilidad dijeron recibir los Laicos de Talca este cambio. Uno de sus representantes, Gustavo Madrid, adelantó que se pondrán a disposición del nuevo administrador para superar los casos de abusos y encubrimientos.
El Papa Francisco también aceptó la renuncia del ahora exobispo de Rancagua, Alejandro Goic, a quien se le acusó de no atender las denuncias por casos de abusos en esa región. Por esto, incluso, hay 14 sacerdotes apartados de sus funciones.
A su salida, Goic leyó una declaración en la que descartó haber eludido alguna responsabilidad por estas acusaciones.
La Fiscalía de O’Higgins investiga estos casos de abusos conocidos de manera pública en las últimas semanas, indagatoria en la que algunos religiosos han declarado en calidad de imputados.
El entrante administrador apostólico de la diócesis rancagüina, Fernando Ramos, también obispo auxiliar de Santiago, aseguró estar a disposición de los procesos tanto canónicos como de la justicia civil.
Los nuevos administradores apostólicos, “son nombramientos para sedes vacantes y hasta que el Papa provea un nuevo obispo para el gobierno pastoral de las jurisdicciones”, explicó la Nunciatura Apostólica.
Cambios que son avances, pero insuficientes para el vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro.
Hay otros dos obispos que también son acusados de encubrir los abusos de Karadima y que se mantienen en su cargo: son Tomislav Koljiatic, a cargo de la diócesis de Linares; y Andrés Arteaga, prelado auxiliar de Santiago.
A juicio del experto en historia de la Iglesia, Marcial Sánchez, esas renuncias también deben ser aceptadas por el Papa Francisco.
“Dos obispos malos y corruptos menos a cargo de gente buena”, dijo una de las víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz. “Pasito a pasito”, comentó por su parte José Andrés Murillo.