Dijo que ninguna de sus mentiras le provocó, en su momento, un cargo de conciencia relevante porque su objetivo era suicidarse. Rafael Garay se sinceró en extenso en una entrevista y admitió que la fama, dinero, ambición y el materialismo -sumado a problemas psicológicos y alcoholismo- terminaron derrumbando el castillo de arena que construyó con un episodio en que, incluso, se postuló a senador.
El ingeniero comercial se confesó desde la cárcel con Revista Sábado de El Mercurio. Aseguró estar arrepentido, subrayó que todo fue culpa de su alcoholismo y que publicará un libro, que ya cuenta con avances, cuando recupere su libertad. Por estos días, su trabajo es recoger los papeles con excremento que los otros internos lanzan desde sus módulos a los pasillos.
Si bien ha pedido que se le otorgue el arresto domiciliario, la justicia se lo ha rechazado: su alto grado de narcisismo podría ser un peligro para todo aquel que interactúe con él.
“Hay muchas cosas que se han dicho que son fantasías, pero en realidad tengo como demostrarlas (…). Yo construí una imagen después”, explicó, argumentando que nunca fue seguro y que la estampa que proyectaba “era un constructo”.
Iván Núñez
Garay admitió que con el periodista de Chilevisión, Iván Núñez, logró construir una amistad sincera, pese a que los peritajes psicológicos indican que él tiende a no profundizar ni mantener las relaciones sociales a medida que transcurre el tiempo.
Conforme a la publicación, después de fundar Think&Co y ofrecer a los inversionistas una rentabilidad anual de un 18%, persuadió a muchos a través de las redes sociales en depositar su confianza y dinero en esta empresa. El comunicador y su esposa, Marlén De la Fuente, cayeron en la estafa.
Núñez comentó en varias oportunidades que quiso ayudar a Garay, que con su mujer desistieron en pedirle el dinero que habían invertido ante la preocupación que les produjo el supuesto cáncer terminal de su amigo.
“No puedo arreglar lo de Iván, fui un prepotente, alcohólico, pero también alcoholizado del éxito absurdo de la televisión”, sostuvo.
El ingeniero comercial insistió en que el haber perdido este lazo es una de las cosas que más le dolió.
25 millones al mes de pura “buena vida”
Garay relató que viajó a Europa con el objetivo de acabar con su vida y que ese viaje era una especie de “despedida”. Estaba en eso cuando los medios comenzaron a especular que quizás había muerto, producto del supuesto tumor cerebral. Sin embargo, la mentira se derrumbó: las palabras “prófugo” y “estafa” comenzaron a asociarse a su nombre.
En la conversación con la Revista Sábado, reconoció que todo se trató de una medida desesperada.
“Cuando uno es adicto, uno aprende a mentir (…). Había muchas veces que yo daba una entrevista en vivo y luego no me iba para la casa, me iba a tomar. (…) Yo no tenía mucho gasto fijo, fácilmente hay meses en los que me pude haber gastado 25 palos”, señaló.
“Si me iba a suicidar, no me preocupaba mucho de la consecuencia posterior”, agregó.
En la entrevista, Garay profundizó también en episodios de violencia intrafamiliar y apeló a su padre: expresó que él tenía una forma de ser que lo obligó a desarrollar parte de la personalidad “exitosa” con la cual se le conoció en los medios.
“La culpa me ha comido. Si he perdido peso ha sido por culpa, no porque esté haciendo dieta (…). La forma en que viví entre 2000 y 2016 es una basura”, dijo.
“Tengo lepra, estoy preso”, opinó.
Las pericias psicológicas han arrojado que el ingeniero tendría comprometido el “sentido de la realidad”. Al concluir la conversación, el periodista le consultó a Garay si había hablado con la verdad. Él, claramente, le dijo que había sido sincero.