A través de un informe emitido la tarde de este lunes tras una auditoría a centros del Programa de Aseguramiento de la Calidad de las Residencias y de Mejoramiento Continuo (Ascar), la Contraloría General de la República criticó la iniciativa en cuestión y declaró no saber si, finalmente, fue o no un aporte al Servicio Nacional de Menores (Sename), todo en medio de la polémica por los presuntos $3 mil millones desviados.

No obstante, el órgano sí pudo comprobar que Ascar “contó con la respectiva disposición de fondos y habilitación para contratar personas para la ejecución del mismo”, pero que tal acción no fue sancionada con un acto previo a su ejecución que estableciera una justificación, ni lineamiento estratégico, tampoco objetivos, metas ni indicadores.

“Tampoco se advierte que sus resultados se hayan traducido en una política pública sobre la materia, cuestión que atañe a las funciones que compete desarrollar a esa cartera de Estado (en relación a la Subsecretaría de Justicia, de la cual forma parte Ascar)”.

A juicio del órgano fiscalizador, ésta “individualizó en su respuesta productos que se enmarcarían en los gastos autorizados en las leyes de presupuesto mencionadas, sin embargo éstos corresponden a tareas generales que, en su mayoría, dicen relación con funciones propias del servicio, o bien, de actividades respecto de las cuales no se vislumbra su relación con el ‘Programa Fiscalización Centros de Menores"”.

Montos

En el informe, la Contraloría aseguró que Ascar recibió $95.147.314 pesos para implementar “un sistema informático”, el cual nunca llegó a concretarse y que hoy en día es “un repositorio con información desactualizada”.

Por concepto de contratos a honorarios, además, se le asignaron más de $3.100 millones, en los cuales habría ciertas irregularidades en al menos $1.387 de éstos.

Se desprenden de la cifra anterior $341 millones en personas cuyas labores “no decían relación con las funciones del ‘Programa Fiscalización Centros de Menores"”; $25,8 millones “sobre los cuales no consta la entrega de los productos establecidos en los contratos”; y $33,2 millones en contratos de trabajadores de quienes “no fue acreditada la competencia o habilidades para ejecutar la función”.

Para los tres puntos anteriores, la subsecretaría deberá “adoptar las medidas tendientes a que las labores asignadas al personal contratado para la ejecución de una iniciativa guarden directa relación con los objetivos del mismo”, “exigir y mantener los antecedentes de respaldo, que acrediten el trabajo realizado por el personal contratado a honorarios” y “velar para que las personas contrataciones cuenten con la debida acreditación de las competencias requeridas”, respectivamente.

Debido a los antecedentes expuestos y en conformidad a lo estipulado en el artículo 133 de la Ley Nº 10.336, la Contraloría determinó iniciar un proceso sumarial en la Subsecretaría de Justicia, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con el objetivo de determinar “eventuales responsabilidades administrativas” que puedan comprometer a funcionarios.