El obispo de Talca, Horacio Valenzuela, uno de los acusados de encubrir a Fernando Karadima, se reunió con el clero de su diócesis para abordar la reunión que sostuvo junto a los demás obispos con el Papa.
La mayoría de los sacerdotes dijo haberlo visto tranquilo, sin embargo uno de ellos lo enfrentó duramente.
Fue el párroco de Villa Prat, Sergio Díaz, quien detalló que le dijo directamente que se fuera.
Cuestionó también al nuncio Ivo Scapolo, catalogándolo como “bandido”, porque aseguró que le entregaron antecedentes sobre un caso de abuso sexual que nunca consideró.
“Yo trabajo en todo Chile en encuentros matrimoniales y un cura violó a varios cabros y uno de ellos se ahorcó”, contó emocionado el párroco, acusando que los obispos “saben mucho pero se quedan callados”.
“El tipo no nos habló nunca más. Le entregamos a la Iglesia todo lo que nos pide la nunciatura e insistimos con los chiquillos, y me dio cita”, relató.
“Llegamos lloviendo, con frío, mojados como diuca allá, y me llama y me dice ‘a usted no lo recibo’; no era por mí, el cura, sino que por los chiquillos que iban conmigo. Cómo no voy a estar herido con este nuncio, y el Papa en éste confiaba plenamente”.
“Karadima los dañó tanto que no están en condiciones de tomar ninguna decisión”, sentenció.
El vicario general de la diócesis de Talca, Mario Molina, en tanto, desestimó la existencia de una cofradía de abusos como ocurre en la región de O’Higgins.
Por dicho caso, el obispo de Rancagua, Alejandro Goic, acudió más temprano este miércoles hasta el Ministerio Público a declarar en calidad de testigo.