Este sábado, un documento público reveló que el Gobierno ordenó la compra de un vehículo de lujo para la Presidencia de la República con el objetivo de trasladar al mandatario, Sebastián Piñera, a sus actividades.
Específicamente, se trata de un Lexus LS500, de alta gama y altos estándares de seguridad; con un costo cercano a los 70 millones de pesos.
Sin embargo, la revelación causó gran polémica debido al plan de austeridad fiscal que anunció el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, hace un par de semanas, por lo que el Ejecutivo tomó medidas al respecto.
En ese sentido, el presidente Piñera ordenó desistir en la compra del vehículo de lujo, señalando que no se había enterado de este procedimiento.
Según indicaron desde la Moneda, el mandatario no había sido informado de un “supuesto” comodato de parte de Lexus, tal como ocurrió en abril del 2010, cuando Lexus Chile entregó un auto de alta gama a la Presidencia bajo el pretexto, en esa ocasión, de usar un vehículo híbrido ecológico.
¿Austeridad fiscal?
Desde la oposición las críticas fueron casi inmediatas, debido principalmente a la polémica generada por una compra “de lujo”.
El Gobierno había anunciado hace casi un mes que habría una reducción en el gasto fiscal; particularmente en la compra de vehículos, donde se determinaron restricciones.
Uno de los que criticó la compra fue el PPD Francisco Vidal quien expresó su rechazo a esta compra tildándola de una incoherencia.
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Medidas adicionales desde “la casa”
Una vez cancelada la compra del millonario vehículo, Piñera tomó medidas inmediatas para solucionar “el problema”.
Según informan desde el palacio, el mandatario instruyó que su auto particular, también de marca Lexus del 2010, y que actualmente ocupa para trasladarse, sea entregado en comodato gratuito a la Dirección Administrativa del Palacio de La Moneda, esto para que cumpla con toda la normativa que requiere un vehículo para ser utilizado.
Razones de la compra
Si bien se informó que el vehículo Lexus cumplía con altos estándares de seguridad, razón por la cual se iba a comprar, no estaba claro qué había pasado con el automóvil del gobierno anterior.
En ese sentido, la decisión de cambiar el vehículo presidencial se debe a que el automóvil que utilizaba para los traslados presidenciales la anterior administración, comenzó a presentar reiteradas fallas, por lo que se estableció que no cumplía con las especificaciones de seguridad mínimas para el traslado del Presidente de la República.
Reincidente
Pese a la polémica, hace un par de semanas una situación muy similar ocurrió en el Gobierno, pero con un objeto de valor distinto: un sillón.
En esa ocasión, el Ejecutivo tuvo la intención de comprar un sofá de 2 millones de pesos y recibieron las críticas desde todos los frentes por la acusada “incoherencia” con el plan de austeridad fiscal.
Por lo mismo, finalmente desistieron de comprarlo y argumentaron que la orden de adquisición venía desde la administración anterior.
Revisa la orden de compra a continuación: