La madrugada del sábado, mientras la mayoría de los medios y la opinión pública concentraban su atención en la desaparición de Emmelyn en Licantén, a poco más de 100 kilómetros de distancia, se lamentó en paralelo un caso de más breve, pero sórdido y triste desenlace.
La noche del viernes, en Rancagua, se viralizó en redes sociales el llamado de auxilio de una familia que advertía el secuestro de su hija de 10 años. La menor, cuando regresaba de un almacén, había sido separada a la fuerza de su hermano en la vía pública y subida a un vehículo del cual se perdió rastro.
La denuncia por sustracción de menores fue puesta con inmediatez. La Policía de Investigaciones de la región de O’Higgins comenzó su trabajo solicitando la ayuda de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE) Metropolitana. El contexto era el peor y todas las manos eran necesarias.
Cerca de las 4:00 horas del sábado, a poco de su captura, la niña logró escapar de la casa a donde fue llevada con los ojos vendados y corrió a un hogar vecino donde la acogieron en espera de las fuerzas policiales.
Al llegar al lugar, la PDI ingresó al domicilio donde estuvo cautiva la menor y encontró a un matrimonio que aún estaba bajo los efectos de las drogas. Tras su detención se determinó que existía un tercer involucrado y se comenzó su búsqueda.
Mientras, la niña fue llevada al hospital, donde se confirmó su violación y otros vejámenes que las autoridades a cargo de la investigación comunicaron con pesar y evitando detalles.
El mismo sábado, cerca de las 19:00 horas, se logra dar con el paradero del último involucrado y la investigación arroja horrendos antecedentes sobre el móvil y el desarrollo del delito.
Mísero entramado
El domingo se efectuó la formalización de los tres detenidos por el secuestro, violación y abuso sexual de la menor. En la oportunidad, el fiscal jefe de Rancagua, Sergio Moya, se refirió a las motivaciones de los acusados para secuestrar a la menor.
Ante el pavor de los presentes, Moya indicó que el pasado jueves, en medio de una fiesta, un hombre dedicado al microtráfico de drogas le pidió a dos consumidores que le consiguieran a una niña, de aproximadamente 10 años de edad, para abusar de ella. A cambio le daría droga y algo de dinero.
El matrimonio aceptó el acuerdo y comenzó al día siguiente la búsqueda de una víctima. Es más, los antecedentes revelaron que previo a este caso, intentaron raptar a una pequeña de 7 años que logró escaparse del vehículo resultando lesionada.
El Tribunal declaró la prisión preventiva de los imputados, cuyas identidades prohibió difunfir. El matrimonio, sin embargo, fue identificado con las iniciales G.R.B y E.A.V.C.. El presunto narcotraficante con las iniciales J.C.Z..
La investigación contará con un plazo de cinco meses.