El paso del papa Francisco por Santiago, en el primero de sus tres días de actividades en el país, estuvo marcado por sus gestos a las víctimas chilenas de abusos sexuales por parte de sacerdotes. En dos intervenciones públicas el obispo de Roma tocó el tema y en medio de la jornada se reunió en reserva con un grupo de víctimas.
“No puedo dejar de manifestar dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”, dijo el Papa en un acto en el palacio de La Moneda, donde fue recibido por la mandataria Michelle Bachelet. “Es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”, agregó.
Mas tarde, en un acto con integrantes del clero en la Catedral de Santiago, Francisco llamó a los sacerdotes a tener “valentía” para enfrentar estos casos y pedir perdón.
“Sé que a veces han sufrido insultos en el metro o caminando por la calle; que ir vestido de cura en muchos lados se está pagando caro”, dijo Francisco. “Pidamos a Dios, nos dé la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón”.
Ambos gestos, sin embargo, fueron repudiados por algunas víctimas de abusos sexuales de sacerdotes chilenos, quienes ven en el perdón de Francisco una medida que no alcanza para reparar el daño que han sufrido.
“Si las palabras de perdón, de dolor y de vergüenza no van acompañadas por acciones concretas, no valen nada”, dijo ayer a La Tercera José Andrés Murillo, director de la Fundación para la Confianza, y una de las víctimas de abuso sexual del sacerdote Fernando Karadima.
Juan Carlos Cruz, también víctima de Karadima, fue citado por Reuters en un tono similar. “Es un gesto de titulares para la prensa (…) cuando a nosotros ni nos ha querido recibir”, dijo Cruz, tras escuchar el “perdón” de Francisco.
El rechazo a la disculpa del Papa se dio en medio de un ambiente complejo para la Iglesia chilena, que vio ayer como el obispo de Osorno, Juan Barros, sindicado como cómplice y encubridor de Karadima, pasaba a la primera línea al asistir a la homilía del Papa en el Parque O’Higgins y exponerse a preguntas de la prensa.
Barros, además, sufrió el rechazo de representantes de la Compañía de Jesús en Chile, la orden jesuita a la que pertenece Francisco. Los padres Pablo Walker y Felipe Berríos criticaron su presencia en el Parque O’Higgins y lo llamaron a dar un paso al costado.
Pero el rechazo a su perdón y la presencia de Barros en una de sus actividades no alcanzaron para que el Papa dejara de realizar gestos a las víctimas de abuso sexual. En total reserva, y durante media hora, el Papa se reunió con algunas víctimas, cita que sólo se conoció ayer por la noche, luego que Greg Burker, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, lo anunciara.
“El Santo Padre se ha reunido hoy en la Nunciatura Apostólica de Santiago de Chile, después del almuerzo, con un pequeño grupo de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes”, dijo el Vaticano en un comunicado de prensa. Las víctimas “han podido contar sus sufrimientos al Papa Francisco, que les ha escuchado y ha rezado y llorado con ellos”, agrega.
Las víctimas de Karadima, sin embargo, no habrían sido parte de esta cita ni contactadas para participar de ella.