La historia de Alessia Injoque es de aquellas que obtienen su valor en el cambio social que grafican. Es el relato de un ejemplo de aceptación personal, familiar y laboral; un caso de inclusión que, pareciendo obvio, en nuestro país dista de serlo.
Antes de asumirse trans se llamaba Alejandro y, como ingeniero industrial limeño, ya era el jefe funcional SAP de las oficinas de Cencosud en el mall Florida Center, donde trabajan 800 personas de una organización que tiene 140 mil empleados.
También, siendo Alejandro, ya era el marido de Cossete, quien sigue siendo su pareja entregándole un apoyo que no todos han podido entender.
La recomendación es conocer la vida y el actual momento de Alessia de la manera que ella misma propuso a BioBioChile: “No quiero que se vea mi historia como la de alguien que sufrió, sino que logró y peleó por tener un final feliz. Quiero que sepan que se puede”.
Mundo laboral
Su trabajo en Cencosud es mejorar sus sistemas productivos, lidiando con decenas de trabajadores, pero también con decenas de clientes. Para ello tiene un equipo de 5 personas a su cargo, todos hombres, y los segundos al interior de la empresa en enterarse de su realidad.
Supieron, sin embargo, un año después de un plan que Alessia se obligó a cumplir paso a paso, minuciosamente. Estudiaría cómo maquillarse, iría a un fonoaudiólogo a cambiar su voz, iría a clases de baile de estilo girly para feminizar sus movimientos, comenzaría un tratamiento de hormonas y luego se lo contaría al mundo. Diría adios a Alejandro.
La Revista Qué Pasa contó la historia de Alessia y dijo que se trata de “la primera persona con un cargo de jefatura en vivir una transición de género adentro de una empresa chilena“; en este punto radican también los buenos comentarios que ha recibido Cencosud.
Todos los pasos los acompañó de los consejos de una psicóloga y de la Fundación Iguales. Ellos la asesoraron, pero nunca pudo abandonar su temor a perder su trabajo. “Nunca tuve la expectativa de ser aceptada, pensaba que si algún día se hacía pública mi historia sería porque me despidieron”, reconoció a BioBioChile.
Pero Cencosud no reaccionó mal. Primero su jefa directa, la subgerenta de sistemas, Verónica Valdés, la abrazó, y sin consultar a superiores, le entregó su apoyo personal. Luego, el tema comenzó a “subir”, algunos dicen que llegando hasta el mismo Horst Paulmann. Todos consultaron por el desempeño profesional de Injoque, y no había nada que reprochar.
La empresa no contaba con protocolos para estos casos, pero tampoco fue excusa: desarrollaron uno. Lo primero fue convocar a diversas reuniones donde la propia Alessia pudiera contar su verdad, primero a su equipo, luego a gran parte de la oficina y varios clientes. En esta última, su presentación terminó con aplausos, con colegas y jefes poniéndose de pie, con abrazos. Alessia no sólo se sintió reconfortada, se sintió querida.
Tal como relató Qué Pasa, se estima que el 90% de los transgéneros no acceden al trabajo formal, y que tienen diez veces más propensión al suicidio. La mayoría abandona sus estudios en el colegio por el fuerte nivel de agresión que sufren, y quienes los terminan no son aceptados en casi ningún trabajo.
Mundo Familiar
“Mujer transgénero visible tratando de generar empatía por la comunidad LGBT y argumentando desde un enfoque racional”. Esa es la descripción que Alessia hace de sí misma a través de redes sociales.
Sin embargo, su orgullosa realidad actual responde a un difícil proceso que se inició en la infancia. Dice que a los 14 años ya se vestía de mujer, pero con enorme culpabilidad. Sus padres, ambos evangélicos, le dieron sermones por encontrarla maquillada. Sólo se admitió a sí misma una vez que pasó los 20 y cuando ya estaba casado.
Cossete, su mujer, ha sido un enorme apoyo, lo aceptó cuando sólo necesitaba ser Alessia muy de vez en cuando, cuando quiso serlo un mes completo en Europa y cuando quiso serlo para siempre. Incluso fue ella quién le dijo que dejara de ser Alejandro y le propuso su nueva identidad.
Ahora, con Alessia como figura pública, el apoyo de Cossete permanece, pero no quiere saber nada de los medios.
Respecto a este punto, contó Alessia, ha encontrado algunos de los pocos comentarios hirientes que le han enviado. “Me han preguntado ‘¿cómo, en qué mundo puede su mujer seguir con ella?’, yo he respondido que en un mundo mejor“.
Oportunidades para entender
“¿Hay algo que tú quieras agregar a lo que ya se ha contado?”, preguntamos, y Alessia se toma un momento:
“Existe otro prejucio, que la mayoría de la gente es homofóbica y que va reaccionar mal ante una historia como la mía, y en verdad no. La gente escucha y piensa cuando tiene la oportunidad. También hay que cambiar esa idea. No tuve casi reacciones negativas de mi pareja, en mi trabajo y de mis amigos, sólo unos pocos casos. Entonces, puede que a la gente sólo le falte información que les recuerde que somos hijos, padres, hermanos, uno más, que no queremos un trato particular, sólo ser uno más. Si hay oportunidades, la gente puede ser receptiva”, finalizó.