¿Sabemos realmente las implicancias que tiene la obesidad en nuestro organismo? Esta pregunta es algo que, sin duda, resulta difícil de contestar. Malos hábitos alimenticios que se suman a la baja iniciativa por hacer actividad física, son factores que inciden directamente en nuestra vida y podrían traernos más de un inconveniente, por ejemplo, problemas de fertilidad.
Según los datos arrojados por el estudio “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina 2017”, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Chile se posiciona como el país de Sudamérica con la prevalencia más alta de mujeres con obesidad, donde 32,8% de las mujeres mayores de 18 años se ven afectadas por esta patología.
Estos problemas de sobrepeso y obesidad tienen impacto directo en enfermedades como la diabetes tipo 2, patologías cardiovasculares e hipertensión, que se encuentran entre las que provocan más muertes en la región y tienen directa incidencia sobre la fertilidad.
En el caso de las mujeres, el sobrepeso involucra irregularidades en su ciclo menstrual y las que presentan obesidad, pueden gatillar resistencia a la insulina, afectando la ovulación y sus posibilidades para lograr un embarazo efectivo.
Ante esto, el Dr. Mauricio Mondion, Ginecólogo Obstetra de SGFertility Chile, sostiene que “el sobrepeso y la obesidad afectan directamente el potencial reproductivo a lo menos por tres mecanismos: alteran la ovulación, disminuyen la implantación del embrión en el endometrio y aumentan de modo muy significativo las complicaciones del embarazo. Además, los recién nacidos de mujeres con sobrepeso u obesidad durante el embarazo, tienen, a largo plazo, un riesgo mucho mayor de padecer enfermedades metabólicas y cardiovasculares”.
Por otro lado, los hombres tampoco están exentos a inconvenientes referidos a esta problemática. El estudio mencionado anteriormente da cuenta que un 24,8% de los mayores de 18 años tiene sobrepeso u obesidad, la que incide en su fertilidad, debido a que genera cambios hormonales bajando los niveles de testosterona, disminuyendo la cantidad y concentración de la producción de espermatozoides.
Es más, la revista Epidemiology (Sallmén 2006) reportó que las probabilidades de infertilidad aumentan 10% por cada 9 kg de sobrepeso en el hombre.
Frente a esta dificultad, el Dr. José Ignacio Vinay, Urólogo -Andrólogo de SGFertility Chile, comentó que la obesidad puede alterar la espermatogénesis en múltiples niveles. El aumento de tejido graso estimula la conversión de testosterona en estrógenos, los cuales por un lado, bloquean directamente la producción de espermatozoides y por otro lado, disminuyen las hormonas hipofisiaras encargadas de estimular la producción de testosterona y espermatozoides por el testículo.
Esto no sólo altera la calidad espermática, sino que puede producir un hipogonadismo que se manifiesta con múltiples síntomas (disminución del deseo sexual, disminución de las erecciones, baja energía, etc). Por último, el sedentarismo, los estilos de vida poco saludables y la obesidad se han relacionado con alteraciones genéticas dentro de los espermatozoides, la llamada fragmentación del DNA.
Estas alteraciones en el material genético de los espermatozoides también tienen consecuencias negativas sobre la fertililidad.
Cabe destacar que los problemas de fertilidad aumentan su incidencia con la obesidad. Si se entiende que una persona es obesa cuando su IMC (Índice de Masa Corporal) es igual o superior a 30, con un IMC de 35 tiene hasta 26% menos de probabilidades de tener un embarazo espontáneo, siendo el peso un factor que afecta, además, la fertilización in vitro. En el caso de los hombres se estima que por cada 10 kilos de sobrepeso se disminuye en un 10% la fertilidad.
Importante es recalcar que el sobrepeso, además de afectar la concepción, perturba el desarrollo del embarazo, del parto y la salud del recién nacido.
Es por esto que el Dr. Mondion llama a tener en consideración que los cambios de estilo de vida, incluyendo los cambios en la nutrición, constituyen uno de los pilares del tratamiento de la infertilidad y de la preparación integral antenatal.