Son mujeres que por decisión propia optaron por ser madres sin tener una relación de pareja estable o un matrimonio consolidado. Dentro de sus características más relevantes está encontrarse en un rango etáreo entre 35 y 40 años, tener una situación económica favorable y empleo cualificado.
Según explica diario español El País, “La determinación de ser sólo madre está marcada fundamentalmente por las circunstancias vitales en las que la mujer se encuentra, ser solvente económicamente, estar soltera y la edad”.
Otro factor a considerar es el tiempo que dejan pasar estas mujeres antes de plantearse seriamente la idea de ser madres. La mayoría son personas sumamente preparadas, tienen postgrados, han viajado mucho y valoran su independencia de sobremanera.
La socióloga María Victoria Gómez, de la Universidad Carlos III de Madrid, indicó al medio hispano que, “la prolongación del tiempo de formación académica, las dificultades relacionadas con la consecución de una mínima estabilidad profesional y el avance del reloj biológico influyen en esta decisión”.
Las mujeres optan por retrasar su maternidad en pos de lograr un estado emocional y de madurez que les permita criar de mejor forma a sus hijos. A esto se une el deseo de ellas a no dejar pasar la experiencia de la maternidad en su vida.
Ausencia del rol paterno
La psicóloga María Brichette Uncal, del Instituto Europeo de Fertilidad, sostiene que actualmente los niños ven diversos modelos de personas en su entorno, los cuales pueden entregar afecto, contención y una relación más duradera con el tiempo.
Brichette agrega que “hay roles masculinos o femeninos como una idea socialmente extendida, pero no determinante. Todos conocemos casos en los que los roles, supuestamente femeninos o masculinos, están cambiados y no suponen el más mínimo problema para los hijos”.
La profesional indicó que es necesario eliminar ciertas convenciones respecto a que existen deberes que sólo pueden ser realizados por una mujer o un hombre dentro de una familia, y no por ambos en cualquier situación.
“Si eliminamos las etiquetas femenino-masculino, y cogemos de esos roles simplemente sus funciones (seguridad, cariño, cuidado, vigilancia emocional, respeto o transmisión de valores), da igual quién los ejerza. En el caso de las familias monoparentales, todas esas funciones las tendrá que liderar la madre”, cerró.
Chile no está ajeno a esta realidad
Según datos entregados por el Registro Civil el año 2016, el 73% de los niños nacidos en Chile lo hizo fuera de un matrimonio, en tanto que sólo un 27 fue dentro de él. En tanto, según el registro del Sename, 14 mujeres solteras, 3 divorciadas y 4 viudas pudieron adoptar en nuestro país.
Según registró diario La Tercera, durante dicho año 187 mujeres optaron por tratamientos de fecundación asistida, lo que representa un aumento importante si se compara con cifras de una década atrás, cuando sólo 10 mujeres lo utilizaron.
La académica Irene Salvo, de la Universidad Central, sostuvo que el perfil de la madre sola en Chile es idéntico al del resto del mundo, “Mujeres de sectores más profesionalizados y que se han dedicado por largos años a desarrollar exigentes carreras, postergan su maternidad y deciden llevarla a cabo cerca de los 35-40 años”.