Conforme a los datos de la agencia oficial Statistics NZ, entre septiembre de 2022 y octubre de este año llegaron al país 118.800 inmigrantes para una población de 5,3 millones de habitantes que tiene este país oceánico.
Esta cifra “es muy alta para Nueva Zelanda, la más alta jamás alcanzada”, declaró hoy Luxon a Radio New Zealand, al aludir a datos oficiales que revelaron que la población neozelandesa creció en un 3 % entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, principalmente a causa de un incremento neto de la inmigración.
Para atajar este asunto, Luxon se propone trabajar estrechamente con el Ministerio de Inmigración para implementar controles y auditorías estrictas en la gestión del número de inmigrantes que llegan al país, aunque no dio aún datos precisos de este plan aún sin fecha de presentación.
Además, el nuevo gobierno de coalición -conformado por el Partido Nacional de Luxon y las formaciones minoritarias ACT (derecha liberal) y New Zealand First (nacionalista)- quiere asegurarse de que los inmigrantes llenen estrictamente los puestos de trabajos en donde haya escasez de personal con capacidades específicas.
“Tenemos que asegurarnos de que los ajustes sean los correctos. Ha pasado de ser demasiado restrictivo a ser demasiado laxo, y tenemos que encontrar ese equilibrio”, precisó Luxon, quien asumió el poder hace dos semanas tras ganar las elecciones de octubre.
La inmigración es uno de los factores claves en el incremento de la demanda de las viviendas, que son escasas y caras, y otros servicios en Nueva Zelanda, según un informe publicado a finales de noviembre por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El informe de la OCDE también pronostica que la economía de Nueva Zelanda, un país que depende de la inmigración para su crecimiento poblacional y ocupar puestos de trabajo en sectores con poca demanda, crecerá modestamente en un 1,3 % en 2024.
“El Banco de la Reserva tendrá que mantener una política monetaria restrictiva a lo largo de 2024, sobre todo porque la inflación subyacente sigue siendo molesta, la consolidación fiscal es muy gradual y el elevado crecimiento de la población debido a la inmigración neta probablemente reavivará las presiones en el mercado de la vivienda, frenando el descenso de la inflación”, reza el texto.
Nueva Zelanda, que impuso una de las políticas más estrictas del mundo durante la covid-19 que incluyeron el cierre de fronteras por casi dos años que impidió la llegada de nuevos inmigrantes con capacidades laborales específicas y estudiantes extranjeros, intenta recuperarse del impacto de la pandemia en medio de una fuerte inflación (5,6 %) y elevados tipos de interés (5,5 %).