El infame régimen Nazi alemán es recordado en la actualidad por realizar uno de los mayores holocaustos que ha visto la humanidad, además de tener el racismo y el antisemitismo como principios básicos del partido y su gobierno.
La discriminación y los ataques violentos contra los judíos comenzaron inmediatamente después de que Hitler tomara el poder en 1.933, momento en que comenzaron la construcción de campos de concentración.
Los nazis utilizaron la violencia y la presión económica para presionar a los judíos a abandonar voluntariamente el país, y dentro de sus macabros planes surgieron algunas fantasiosas ideas para acabar con los judíos.
Uno de ellos es el conocido Plan Madagascar de 1940, planteado durante la Segunda Guerra Mundial.
Se trató de una ridícula propuesta del régimen nazi para deportar a los judíos de Europa a la isla de Madagascar, que en ese momento era una colonia francesa.
Pese a lo anterior, afortunadamente nunca se llevó a cabo.
El plan no era claro en cuanto a cómo se llevaría a cabo el traslado de millones de personas a Madagascar, y se vio obstaculizado por la superioridad naval británica, que habría hecho imposible la deportación.
Además, después de que Alemania invadió la Unión Soviética en 1941, las prioridades del régimen nazi cambiaron, el plan fue abandonado y fue parte de las soluciones territoriales propuestas por el régimen para la “cuestión judía”.
Sin embargo, su viabilidad y ejecución fueron cuestionadas, y finalmente el plan fue abandonado debido a varios obstáculos logísticos y militares. Aunque el plan no se llevó a cabo, su mera existencia y consideración forman parte del contexto más amplio del Holocausto y la política nazi hacia los judíos.
¿En qué consistía el Plan Madagascar?
En aquella época, con el final de la Segunda Guerra relativamente cerca, la Alemania nazi se preparaba para ganar esa contienda.
Se trata de algo planeado a dos años de la “Solución final de la cuestión judía”, el nombre en clave que le daba el Tercer Reich a la exterminación de los judíos.
En aquel momento, Franz Rademacher, diplomático en el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, inició un peculiar plan para deportar a todos los judíos de Europa y enviarlos al sur de África.
En esos años la isla de Madagascar era colonia francesa, pero la propuesta redactada establecía que sería entregada a los alemanes como parte de un acuerdo con los galos.
La “idea” de Rademacher era transportar cada año a un millón de judíos a Madagascar, donde podrían dedicarse a la agricultura y habrían estado bajo el mandato de las SS.
El transporte se haría en barco, quitando a los judíos sus fortunas, que se usarían para poder llevarles a esa ‘idílica’ isla. De hecho en 1937, el gobierno polaco ya había enviado una delegación a la región para decidir si era factible crear allí una nueva patria judía, pero desecharon la idea debido a las altas temperaturas.
Y así llegó el 15 de agosto de 1940, fecha en que el político de origen austríaco dio órdenes a Adolf Eichmann para que comenzase la reubicación.
Pero Inglaterra se interpuso en su camino. Tras no lograr derrotar a Gran Bretaña, Hitler no pudo utilizar los buques de la Marina Real Británica para trasladar a los judíos a la isla. Finalmente el plan Madagascar fue desechado cuando los ingleses tomaron posesión del trozo de tierra africana.
Isla artificial
Sabiendo todo lo anterior, resulta peculiar la insistencia del ministro de Exteriores de Israel, Israel Katz, quien defendió ante la Unión Europea (UE) una antigua propuesta de crear una isla artificial frente a la Franja de Gaza.
Todo lo anterior, con un puerto, un depósito y una central eléctrica que estén lideradas por los israelíes y que provocaría una anexión aún mayor para los gazatíes.
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, invitó a Katz a reunirse con los ministros comunitarios para discutir sobre la guerra en Gaza.
Fue allí donde se presentó la propuesta europea para crear un Estado palestino, pero el jefe de la diplomacia israelí evitó hablar de ello y les mostró, en cambio, un video sobre la isla artificial.
Se trata de una isla que formaría parte de una unión aduanera controlada por Israel, que de salir adelante, aislaría aún más a la Franja de Gaza, explicaron a EFE fuentes europeas.
Katz planteó por primera vez esta posibilidad en 2017, cuando ocupó el ministerio de Transportes de Israel.