Taiwán es uno de los puntos de discordia entre ambas potencias. Esto, ya que el país norteamericano es el principal proveedor de armas de Taipéi, un comercio sobre el que Beijing ha protestado reiteradamente.
De hecho, recientemente el ministro de Defensa de la isla, Chiu Kuo-cheng, confirmó que Taiwán comprará a Washington un sistema de misiles antiaéreos Nasams 2.
En el último año el gigante asiático ha multiplicado su presencia y actividad militar en el Estrecho de Taiwán y en torno a la isla, sobre la que China reclama la soberanía al considerarla una provincia rebelde desde que en 1949 los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí tras perder la guerra contra el ejército comunista.
Diversos incidentes se han registrado en la zona, siendo uno de ellos el ocurrido en junio pasado, cuando la marina norteamericana publicó el video del momento en que uno de sus destructores por poco es “interceptado” por un barco de guerra chino en el estrecho de Taiwán.
Es en este contexto que una inesperada visita sorprendió a muchos. Durante esta semana el exsecretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, llegó hasta Beijing para reunirse nada menos que con Xi Jinping.
El presidente chino agasajó a Kissinger en la Casa de Huéspedes de Diaoyutai, manteniendo una amistosa charla de la que no se han revelado muchos detalles.
Este recibimiento contrastó notoriamente con el que tuvieron Janet Yellen y John Kerry, secretaria del Tesoro y enviado especial para Asuntos Climáticos de EE.UU, respectivamente: ninguno de los dos tuvieron reuniones con Xi durante sus visitas a la nación asiática.
En China la figura de Kissinger es sumamente respetada por el rol que tuvo en la normalización de las relaciones entre ambos países hace cuatro décadas.
Cabe señalar que su visita no fue en nombre del gobierno norteamericano, tal como mencionó Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. “Está en China por su propia voluntad”, sostuvo.
En conversación con BioBioChile, Juan Enrique Serrano, Coordinador del Magíster en Estrategia Internacional y Política Comercial del Instituto de Estudios Internacionales, señala que, bajo su punto de vista, es erróneo pensar que esta visita podría considerarse como un símbolo de mejora en las relaciones entre ambos países.
“Por supuesto que Kissinger tiene mucha relación con China. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 1972 es un hito histórico para ambos países. Pero más allá de eso, Kissinger, en los últimos años, se ha caracterizado por ser una voz crítica con el gobierno de Estados Unidos en materia de política exterior”, señala.
“Kissinger se ha manifestado en contra de la política exterior estadounidense, concretamente con Biden. Por ejemplo, ha criticado la posición de Estados Unidos y Europa frente a la guerra de Ucrania. Más precisamente, criticó la perseverancia que tenía Estados Unidos en insistir que Ucrania adhiriera a la Unión Europea, que fue el motivo de la invasión rusa, o al menos fue el motivo oficial”, añade.
En ese sentido, plantea Serrano, Kissinger ha considerado que la ampliación de la Unión Europea hacia Ucrania fue una provocación o un motivo de conflicto potencial con Rusia que se tenía que haber evitado.
“Parece ser que la visita, o el recibimiento que ha tenido Kissinger en China, se puede interpretar como una estrategia para dividir a la opinión pública estadounidense por parte del gobierno chino”, esgrime.
“China está intentando desarrollar una teoría de las relaciones internacionales que habla de una concepción de la diplomacia más basada en las relaciones personales, a largo plazo, entre líderes y diplomáticos, y no tanto en, digamos, institucionalización o situaciones internacionales”, menciona el experto.
Serrano cree que el gobierno chino está intentando mostrar a la opinión pública estadounidense que tiene buena relación con algunos líderes estadounidenses. “Quiere manifestar o poner en evidencia la buena relación con los aliados de China en Estados Unidos, con personas concretas”, puntualiza.
“Recibir a Kissinger así es una manera de manifestar eso, intentar crear cierta división o al menos mostrar públicamente la posible división que hay en Estados Unidos frente al tema chino. ¿Por qué? Es muy importante tener en cuenta que ahora mismo en Estados Unidos hay un consenso bipartidista de mantener la estrategia de contención con China, en los ámbitos tecnológicos y militar. Es una estrategia que empezó con Obama muy tímidamente, con Trump y la guerra comercial, y con Biden continúa”, expresa.
El especialista menciona que tanto el Partido Demócrata como el Republicano tienen claro que deben contener el crecimiento militar y tecnológico de China.
“Entonces que de repente venga Kissinger, que es un personaje muy famoso e históricamente muy respetado, y lo traten como un amigo del jefe de Estado, pues se puede interpretar de esa manera, de manifestar que la unión, el consenso bipartidista que hay en Estados Unidos, la sentencia de contención de China, no es tan sólida como parece, y que hay voces discordantes dentro de Estados Unidos contrarios a este consenso. Es la interpretación que yo hago”, precisa.
“La visita de Kissinger no es una buena noticia porque sí. Es muy superficial pensar que esto es una mejora en las relaciones, sino que más bien es una estrategia de dividir la opinión pública estadounidense (…) China manifiesta y exhibe públicamente a sus aliados en Estados Unidos”, concluye.