Después de la rápida transferencia de poder en Afganistán, se ha producido un gran cambio en el contexto sanitario. Médicos Sin Fronteras (MSF) sigue llevando a cabo sus actividades médicas en cinco provincias. A continuación, dos integrantes del personal que trabajan en las ciudades de Lashkar Gah y Khost describen los cambios recientes que han presenciado y cómo afectan tanto a los pacientes como a los proveedores de atención médica.
Lashkar Gah: “Nuestro hospital ahora está lleno”
La situación en Lashkar Gah ahora está tranquila, pero sigue habiendo algo de ansiedad e incertidumbre. Las personas que no pudieron recibir ayuda médica a tiempo, mientras había combates activos, ahora están llegando al hospital provincial de Boost, apoyado por MSF. Como resultado, en los últimos días, la sala de emergencias ha estado llena, con muchas personas que padecen problemas respiratorios y gastrointestinales, lesiones relacionadas con traumas como resultado de los enfrentamientos y también accidentes de tránsito. Entre el 15 y el 21 de agosto, más de 3.600 pacientes fueron atendidos en la unidad de urgencias y 415 debieron ser internados. Un médico que trabaja en el hospital Boost comparte su experiencia.
“El 1 de agosto llegué al hospital provincial de Boost en Lashkar Gah y pasé trece días trabajando allí. Las necesidades médicas eran muy elevadas; recibimos muchas personas que habían sido heridas en los enfrentamientos. Pero la mayoría de nuestros pacientes habituales (niños enfermos, mujeres embarazadas, personas que necesitaban una operación de rutina), que anteriormente eran alrededor de 500 por día, se mantenían alejados porque el acceso al hospital a veces era imposible debido a los combates.
Nuestro personal tuvo poco descanso; cuando llegaban los pacientes, nos despertábamos y corríamos a la sala de emergencias. Permanecimos en el hospital para tratar a nuestros pacientes. Salir era muy peligroso.
Después de que terminaron los enfrentamientos el 13 de agosto, dejamos de escuchar los fuertes sonidos de ataques aéreos, cohetes y morteros. Las carreteras de la ciudad y los distritos circundantes ahora están abiertas y la gente, una vez más, está llegando al hospital. El número de pacientes ha aumentado enormemente. Durante la última semana, recibimos más de 700 pacientes al día en la unidad de emergencia, a veces más de 800. El día 21 de agosto tratamos a 862 personas en nuestra sala de emergencias, que creo que es lo máximo que hemos recibido. Algunos pacientes llegan en condiciones críticas porque tuvieron que esperar a que cesaran los combates para salir de sus casas.
Una de las razones por las que estamos viendo esta gran cantidad de pacientes en nuestro hospital es, creo, porque otras clínicas locales no pueden satisfacer las necesidades de la gente. Enviamos alrededor de 200 pacientes menos críticos (conocidos como casos verdes) a estas clínicas cada día, pero muchos regresan informando que no tienen los medicamentos que necesitan o que están cerradas debido a la escasez de personal.
Nuestro hospital ahora está lleno en términos de la cantidad de pacientes que podemos admitir. Tenemos más de 300 personas que están siendo tratadas en el hospital. Ya tenemos más pacientes que camas, por lo que cuantas más personas recibamos en la sala de emergencias, mayor es el problema de encontrar espacio para ellos dentro del hospital. Están esperando mucho tiempo en la sala de emergencias, mientras tratamos de encontrar espacio. Tenemos dos pacientes por cama en la sala de pediatría, pero todavía estamos luchando por encontrar espacio para todos. Por lo tanto, evaluamos la gravedad de la condición de cada persona porque cuanto más graves son los casos, más necesitan permanecer internados.
Cada día, entre 80 y 100 de las personas que evaluamos tienen afecciones lo suficientemente graves como para ser hospitalizadas. Esto nos obliga a dar de alta a otros pacientes para procurarles un espacio. Y este es uno de los grandes desafíos del momento. No sé cómo podemos solucionarlo a largo plazo, pero por ahora estamos disminuyendo el tiempo de internación y damos el alta con la medicación que necesitan, a menos que se encuentren en un estado muy crítico. Nuestra unidad de cuidados intensivos también está repleta. Ahora todos los distritos están abiertos, así que esa es otra razón por la que estamos recibiendo tantos pacientes, ya que vienen de fuera de la ciudad”.
Khost: “Para aumentar el acceso a la atención médica, ampliamos nuestros criterios de admisión”
En Khost, MSF gestiona una maternidad y apoya a ocho centros integrales de salud en zonas rurales. Entre el 15 y el 22 de agosto, el hospital admitió a 402 mujeres embarazadas y recibió a 338 recién nacidos. Treinta y tres bebés fueron tratados en la sala de neonatología del hospital. Un médico que trabaja allí comparte su experiencia.
“Aunque la ciudad de Khost no experimentó los duros combates que se ven en otros lugares, nos enfrentamos a tiempos difíciles. Los mercados, los sistemas de transporte locales y la mayoría de las clínicas privadas están cerrados. El acceso de las personas a la atención médica es ahora muy limitado. Un solo parto en una clínica privada puede costar entre 3 y 5 mil afganos (35 a 60 USD), lo que aumenta la presión económica sobre las familias.
La gente se enfrenta a mucha incertidumbre, especialmente las mujeres embarazadas. Intentan ahorrar dinero y, dado que MSF ofrece sus servicios de forma gratuita, muchas mujeres embarazadas acuden a la maternidad de MSF en Khost.
Anteriormente, esta maternidad se había centrado en brindar atención médica a mujeres embarazadas que enfrentaban complicaciones. Sin embargo, para aumentar el acceso a la comunidad, ampliamos nuestros criterios de admisión y ahora atendemos a cualquier mujer embarazada que necesite ayuda para dar a luz a su bebé.
Las organizaciones locales con las que trabajamos nos hablan de la dificultad para acceder a la atención médica que enfrentan las comunidades remotas. El sistema de transporte no funciona a toda capacidad y nos preocupa la interrupción en la cadena de suministro de medicamentos esenciales que salvan vidas.
A pesar de estos desafíos, MSF se compromete a continuar con nuestras actividades médicas y a satisfacer las necesidades de salud de las madres y los niños en las comunidades afectadas por los conflictos”.