Canadá conmemoró este jueves su fiesta nacional, que marca la fecha oficial de fundación del país el 1 de julio de 1867, con menos celebraciones de lo habitual y un espíritu más sombrío tras el descubrimiento en las últimas semanas de más de 1.000 tumbas de niños indígenas sin identificar en terrenos de antiguos internados gubernamentales.
Desde que a finales de mayo los tk’emlúps te secwépemc, un grupo indígena del oeste de Canadá, revelaron el hallazgo de los restos de al menos 215 niños indígenas enterrados en la antigua residencia escolar de Kamloops, un creciente número de voces había solicitado la cancelación de las celebraciones del Día de Canadá.
El anuncio de otros dos grupos indígenas del descubrimiento de más tumbas no identificadas en otras tantas residencias escolares, instituciones gubernamentales gestionados por órdenes religiosas en los que los niños aborígenes eran internados a la fuerza, ha hecho que muchos más se cuestionen la validez de conmemorar la fundación de Canadá.
“No tengo ganas de celebrar el Día de Canadá con todo lo que está apareciendo y los eventos horrorosos que nuestra gente ha padecido”, declaró a Efe Heather Bear, una de las líderes indígenas de la Federación de Naciones Indígenas Soberanas (FSIN), que agrupa a los 74 grupos indígenas de la provincia de Saskatchewan, en el oeste de Canadá.
A principios de junio, los cowessess de Saskatchewan revelaron el hallazgo de 751 tumbas sin identificar en los terrenos de la antigua residencia escolar de Marievel, un internado situado a unos 2.500 kilómetros al noroeste de Toronto y que operó entre 1899 y 1996.
“Reeducación” contra indígenas
A Marievel fueron enviados miles de niños indígenas. Allí sufrieron todo tipo de abusos físicos, emocionales y sexuales como parte de un sistema de “reeducación” para eliminar la cultura indígena.
Como el internado de Kamloops, Marievel estuvo gestionado por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, una orden católica.
Un grupo creciente de municipalidades en todo el país han decidido cancelar las celebraciones del 1 de julio en honor de los niños indígenas muertos en las residencia escolares.
Y miles de personas han participado hoy en marchas en las principales ciudades del país en protesta, muchos de ellos ataviados con camisetas naranjas que representan a los supervivientes de las residencias escolares.
Bear, que ostenta el título tradicional de jefa (chief), reveló a Efe que ella asistió a Marievel en la década de 1970, aunque no en el internado sino en la escuela de día que era sólo para niños indígenas.
Ella y su familia decidieron que no podía soportar más el racismo y acoso que sufría en la escuela pública a la que acudía junto con niños blancos de comunidades vecinas.
“Cada día viajaba dos horas en autobús para ir a Marievel. Allí, al menos estaba con mis iguales, había más respeto. En la escuela pública era tal la discriminación y el racismo que era horrible. Los profesores realmente educaban a los otros niños a ser racistas y odiarnos”, dijo Bear.
Bear recuerda cómo veía el cementerio de la escuela residencial de Marievel desde su clase y se pregunta ahora: “¿Cuántas escuelas tienen un cementerio en sus terrenos?”.
“No tengo ganas de celebrar el Día de Canadá cuando he sido parte de eso”, recalcó.
Día de duelo
“Pienso en esos niños que tenían nombre y en sus familias que los querían. Creo que lo más apropiado sería que el Día de Canadá fuera un día para orar, un día de duelo”, añadió la líder indígena, que reconoce que, a pesar de todo, para muchos canadienses el 1 de julio sigue siendo un día de fiestas.
Uno de ellos es el líder del Partido Conservador de Canadá, el principal partido de la oposición, Erin O’Toole, quien considera que los esfuerzos de indígenas y no indígenas para cancelar las celebraciones es un intento de “activistas” de “atacar” el país.
“Me preocupa que las injusticias de nuestro pasado, o de nuestro presente, a menudo son aprovechadas por un pequeño grupo de activistas que las utilizan para atacar la misma idea de Canadá”, declaró O’Toole hace unos días durante una rueda de prensa.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, tampoco se mostró partidario de cancelar la celebraciones, pero ordenó que la bandera que ondea sobre el Parlamento canadiense en Ottawa se mantenga el 1 de julio a media asta en recuerdo de los niños indígenas.
Hoy, Trudeau señaló en un comunicado que “el horroroso descubrimiento de los restos de centenares de niños en antiguas residencias escolares de Columbia Británica y Saskatchewan nos ha obligado a reflexionar con toda justeza sobre los fallos históricos de nuestro país y las injusticias que todavía se cometen contra los indígenas y muchos otros en Canadá”.