Armenia reconoció este sábado que había perdido más de 2.300 soldados en el conflicto en Nagorno Karabaj, escenario de enfrentamientos durante seis semanas con Azerbaiyán, que con la firma de un acuerdo de paz recupera el control de territorios.
Este balance representa cerca del doble de las bajas que Ereván había anunciado con anterioridad en este conflicto, además de 50 civiles armenios muertos desde la reanudación de las hostilidades con Bakú en septiembre por el control de este enclave del Cáucaso.
“Actualmente, el servicio de examen médico forense admitió los cuerpos de 2.317 militares muertos, entre ellos cuerpos no identificados”, indicó en Facebook la portavoz del ministerio armenio de Salud, Alina Nikoghosian.
Según ella, los procesos de intercambio de cuerpos con Azerbaiyán acaban de comenzar. “Los beligerantes no disponen por el momento de cifras definitivas”, precisó.
Por su parte, Azerbaiyán no comunica sus pérdidas militares, y solo dio cuenta de 93 civiles muertos en los bombardeos armenios.
El presidente ruso, Vladimir Putin, que desempeña el papel de árbitro en la región, había afirmado el viernes que los combates en Nagorno Karabaj dejaron más de 4.000 fallecidos y 8.000 heridos, así como decenas de miles de refugiados.
Armenia y Azerbaiyán firmaron a principios de la semana, con la mediación de Moscú, un acuerdo de alto el fuego que pone fin a las hostilidades en la región separatista. Este texto consagra la victoria de Azerbaiyán en importantes territorios, y prevé la cesión a Bakú de otras zonas.
Fuerzas de mantenimiento de la paz rusas fueron desplegadas esta semana en la zona de conflicto, para garantizar que se respeta la tregua.
El anuncio de este acuerdo provocó protestas de indignación en Ereván, donde manifestantes invadieron brevemente la sede del gobierno y el Parlamento. La oposición exigió la dimisión del primer ministro Nikol Pashinyan.
Casas quemadas
Como un símbolo de este humillante revés, algunos armenios prefirieron quemar sus casas antes de verlas caer en manos de las fuerzas azerbaiyanas, en vísperas de su llegada a ciertas zonas.
Un periodista de la AFP vio a habitantes prender fuego a sus viviendas el sábado por la mañana en el pueblo de Charektar, en la zona fronteriza con Nagorno Karabaj, donde las tropas azerbaiyanas tomarán el control el domingo. Los habitantes cargaban todas las pertenencias que podían antes de marcharse.
“Es el último día, mañana los soldados azerbaiyanos estarán aquí”, declaró un soldado antes de incendiar su casa.
“Esperábamos a estar seguros. Pero cuando comenzaron a desmontar la estación hidroeléctrica, lo entendimos”, indica otro habitante del pueblo. “Todo el mundo va a quemar su casa hoy (…) Nos han dado hasta medianoche para irnos”, agrega.
El viernes, las fuerzas de mantenimiento de la paz rusas entraron en Stepanakert, la capital Nagorno Karabaj, y controlaban los alrededores y la línea de frente cercana. Cerca de 2.000 soldados de Moscú serán movilizados con vehículos blindados y especiales.
A la espera del despliegue completo de las fuerzas rusas, y a la reapertura del corredor de Lachín, cordón que une Armenia al enclave, la única vía de acceso a Nagorno Karabaj es la ruta que pasa por el norte de la provincia, por el distrito de Kalbajar, que será cedida el domingo a Azerbaiyán.