El Vaticano publicó este jueves por iniciativa del papa Francisco un manual para los eclesiásticos con directivas sobre el procedimiento a seguir a la hora de investigar casos de presunto abuso sexual contra menores dentro de la Iglesia.
El papa argentino, que ha hecho de la lucha contra las agresiones sexuales en la Iglesia católica una de las prioridades de su pontificado, convocó en febrero de 2019 una cumbre sin precedentes que reunió a 114 presidentes de conferencias episcopales.
En aquella ocasión se comprometió a “dar directivas uniformes para la Iglesia”, mencionando referencias legales ya en vigor en el plano civil y canónico.
Los documentos publicados el jueves no proponen nuevas reglas, ni pretenden que la justicia de la Iglesia católica reemplace a la justicia civil, subraya el Vaticano.
Reunidos en un vademecum, estos documentos constituyen un “instrumento” destinado a ayudar a las autoridades locales de la Iglesia en la “delicada tarea de llevar adelante correctamente los casos” que impliquen a religiosos “cuando son acusados” de abusos a menores, explicó el cardenal español Luis Ladaría Ferrer, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en un comunicado.
El Vaticano redactó un formulario para señalar el delito. El responsable debe informar de la identidad del sacerdote sospechoso, sus diferentes ministerios, la fecha de los hechos y el nombre de la o las presuntas víctimas, las medidas adoptadas por la autoridad eclesiástica así como, en caso de procedimiento penal, el nombre del fiscal y los abogados designados.
“El texto del Vaticano es importante, no porque da nuevas normas (…) sino porque es una forma de sistematizar, de poner juntas las reglas en las que los obispos de todo el mundo estaban un poco perdidos”, declaró a la AFP Nicolas Senèze, corresponsal en el Vaticano del diario católico francés La Croix.
Antes “había normas pero los textos eran extremadamente diferentes, eran antiguos, fueron renovados, los obispos se perdían”, agregó.
Desde hace varios años, la Iglesia católica se encuentra en plena tormenta con las revelaciones constantes de escándalos de agresiones pederastas cometidas durante décadas por sacerdotes o religiosos, a menudo cubiertos por la jerarquía en varios países, en particular Estados Unidos, Chile o Alemania.
Secreto absoluto de confesión
El papa Francisco, para quien estas derivas hacen del clero “un instrumento de Satán”, dio un paso más en diciembre al levantar el secreto pontificio, aunque mantuvo un mínimo de confidencialidad.
El secreto pontificio, también llamado a veces el secreto del papa, es una norma de confidencialidad que protege las informaciones delicadas relativas a la dirección de la Iglesia universal.
Sin este secreto, las denuncias, los testimonios, las acusaciones tienen que ser transmitidas a la justicia.
Sin embargo, el pontífice ha afirmado en muchas ocasiones que existe un límite que no se puede cruzar: el secreto de confesión sigue siendo absoluto, lo que, de hecho, excluye cualquier acusación a partir de una admisión hecha en el confesionario.
Las directivas publicadas el jueves lo confirman. “Una información de ‘delictum gravius’ [delito grave] que se haya conocido en una confesión se encuentra bajo el secreto sacramental más estricto”.