La migración ha sido uno de los principales temas de los últimos años a nivel mundial: la caravana migrante en México, las miles de personas que llegan en barcos desde África al Mar Mediterráneo, la guerra en Siria o la diáspora de venezolanos por la crisis económica.
El fenómeno a nivel mundial ha obligado a tomar medidas a los países desarrollados y algunos en vías de desarrollo (caso de Chile), pero también a organismos internacionales y al multilateralismo en general, por lo que la Organización de Naciones Unidas (ONU), acordó en julio de este año un pacto para solucionar el tema, el cual en su momento fue aprobado por todos los países, menos Estados Unidos.
El Pacto Mundial sobre Migraciones será adoptado por la mayoría de los países este 10 y 11 de diciembre durante una conferencia organizada por la ONU en Marruecos, aunque poco más de una docena de países se han desentendido del acuerdo.
No vinculante, el documento de unas 35 páginas y primero de su tipo, remarca un cuadro de principios -defensa de los derechos humanos, de los niños, reconocimiento a la soberanía nacional- y una veintena de propuestas para ayudar a los países a hacer frente a la migración, facilitando la información, la integración de migrantes, e intercambiando experiencias.
Desde 2017, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump se había retirado de las discusiones, afirmando que las disposiciones del documento contrariaban su política migratoria y su voluntad de acabar con el cruce ilegal de migrantes centroamericanos.
-Tratamiento en medios de comunicación
Algunos opositores han afirmado que el pacto prohíbe emitir cualquier crítica en contra de la inmigración ilegal y que se penalizará a los medios de comunicación que difundan contenidos que cuestionen la migración, llegando a asegurar que no se podrá decir nada en contra de la inmigración, porque se “estará violando un tratado internacional”.
Más allá de las críticas, cabe reiterar que el Pacto no es vinculante y en el texto sólo recomienda difundir informes de medios o instituciones independientes, educar a los profesionales y trabajadores de la prensa sobre la migración y evitar entregar recursos públicos a medios que promuevan “sistemáticamente la intolerancia, la xenofobia, el racismo y otros formas de discriminación, en pleno respeto de la libertad de expresión”.
No menciona algún castigo punitivo o multa por no seguir la recomendación.
-Soberanía y cooperación
Un segundo punto que han hecho énfasis los grupos nacionalistas es que por medio del pacto, los países resignan su soberanía ante la ONU y la “ideología globalista”.
Pero el documento es enfático en reiterar que las políticas migratorias seguirán siendo definidas por cada país y respeta el principio de autodeterminación de los pueblos, descartando una intención de intervenir la política interna.
El propósito del Pacto es “fomentar la cooperación internacional sobre la migración entre todas las instancias pertinentes, reconociendo que ningún Estado puede abordar la migración en solitario, y respetar la soberanía de los Estados y sus obligaciones en virtud del derecho internacional”.
“No cabe duda de que la migración tiene efectos muy distintos y a veces imprevisibles en nuestros países y comunidades y en los migrantes y sus familias”. Pero “es crucial que los desafíos y las oportunidades de la migración internacional sean algo que nos una, en lugar de dividirnos”.
“La migración es uno de los rasgos distintivos de nuestro mundo globalizado, que vincula a las sociedades dentro de todas las regiones y también a nivel interregional, haciendo que todas las naciones sean a la vez países de origen, tránsito y destino”, añade el documento.
El Pacto detalla 23 objetivos. Entre ellos:
-Minimizar los factores adversos y estructurales que obligan a las personas a abandonar su país de origen: busca que los países colaboren con aquellas naciones que han sufrido catástrofes naturalres, crisis económicas o conflictos que han obligado a una masiva migración.
-Reforzar la respuesta transnacional al tráfico ilícito de migrantes: el pacto compromete a los países una colaboración entre policías y a perseguir punitivamente el tráfico de personas, sin que esto perjudique a las víctimas.
-Utilizar la detención de migrantes sólo como último recurso: el pacto llama a que las detenciones se realicen a través del debido proceso,por agentes oficiales, basados en la legislación local y sólo en caso de ser necesarios. También compromete a que sean del menor tiempo posible.
*Este punto se refiere específicamente a que la razón de la detención sea su estatus migratorio o el intento de cruzar de forma ilegal una frontera.
-Proporcionar a los migrantes acceso a servicios básicos: los países se comprometen a que los migrantes podrán acceder a servicios básicos (salud y agua) y se respetarán sus derechos humanos, más allá de que los migrantes legales y los nacionales tengan accesos a servicios de mayor calidad.
Retiradas en serie
Desde julio, se acumulan las deserciones o aplazamientos de una decisión, proyectando una sombra sobre la cumbre en Marrakech. “Es crucial que los desafíos y las oportunidades de la migración internacional nos unan en vez de dividirnos”, insiste sin embargo el texto.
La representante especial de la ONU para las migraciones, la canadiense Louise Arbour, desestimó este martes las críticas, atribuyendo a la xenofobia y las políticas internas de los países que desertaron del pacto. “No es un tratado sino un marco de trabajo” propuesto para un “asunto mundial”, afirmó, insistiendo en el carácter consultivo del documento.
Durante el verano boreal, Hungría se alineó con la posición estadounidense, y a medida que se aproxima la cumbre en Marruecos, varios otros países tiraron la toalla o congelaron su decisión: entre ellos Australia, República Checa, Israel, Polonia, Austria, Bulgaria, Eslovaquia, Bélgica.
A ellos, este domingo se sumó Chile, ya que el Gobierno no considera que la migración sea un derecho humano. Algo que el texto en cuestión no menciona y sólo expresa que los derechos humanos de los migrantes -sea cual sea su condición- deben ser respetados.
Aunque cabe aclarar que la Declaración Universal de Derechos Humanos -firmada hace 70 años- reconoce en su artículo 13 que “toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”.
Curiosamente, el gobierno de Chile lanzó hace algunas semanas una campaña para sensibilizar en torno a los DDHH y en conmemoración de los 70 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Incluso Suiza, facilitador junto con México del consenso logrado en julio para el pacto tras 18 meses de negociaciones, enfrenta una oposición en el Parlamento.
Países que se han salido del pacto:
-Estados Unidos
-Austria
-Hungría
-Polonia
-Estonia
-Bulgaria
-República Checa
-Israel
-Australia
-República Dominicana
-Chile
-Italia
-Letonia
-Eslovaquia
Resolución
De acuerdo con los facilitadores, los 27 países de la Unión Europea hablaron durante las negociaciones “con una sola voz”.
Algunos de ellos exhiben miedo de sufrir una oleada de migrantes. Según Budapest, el texto es “peligroso” ya que “incitará a millones de personas a tomar la carretera”. “No garantiza la seguridad de Polonia”, dijo por su parte Varsovia.
Pero todos esos argumentos “no son muy precisos”, respondió Louise Arbour, representante de la ONU para la migranción internacional, expresando su incomprensión pues el texto “protege la soberanía” de los Estados.
Por su lado, la presidenta de la Asamblea General de la ONU, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, dijo esperar “que esos países regresen en el futuro al Pacto”.
“Eso significaría que que toman el asunto seriamente”, agregó, pues “la historia de la humanidad es la historia de los pueblos en movimiento”.
En el mundo, existen 250 millones de migrantes, que representan un 3,4% de la población mundial. Sin embargo, contribuyen un 9% del PIB mundial, con casi 7 trillones de dólares al año.
“Los migrantes son un motor extraordinario de crecimiento” y el “Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regulada (…) es un paso sin precedentes para aumentar la cooperación internacional”, había estimado en julio el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Según él, 60.000 migrantes han muerto desde el año 2000 en el mar, el desierto o en otro lugar.
“El Pacto Mundial no impondrá nada a nadie, pero ofrece soluciones”, resumió entonces el facilitador mexicano, embajador Juan José Gómez Camacho.
Varias ONG, como Amnistía Internacional o la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), habían saludado la adopción del texto.
El presidente de la FICR, Francesco Rocca, había pedido “levantar las barreras que impiden a los migrantes vulnerables el acceso a la ayuda humanitaria y los servicios básicos”.
Luego de la cumbre en Marrakech, en la que el texto debe ser formalmente ratificado sin firma, se prevé una resolución de la Asamblea General que, esperan en la ONU, concluya con una aprobación sin votación y por consenso. En el capítulo siguiente, sería posible establecer una red de coordinación sobre migraciones en la ONU, según Arbour.