A punto de cumplirse un año de los enfrentamientos entre Israel y el grupo chií libanés Hezbolá, el conflicto ha entrado en una nueva fase de intensidad sin precedentes en el Líbano, que baila en la delgada línea entre un peldaño más de escalada y la tan temida guerra abierta en Medio Oriente.
Decenas de áreas del sur y el este del Líbano amanecieron este lunes bajo una intensa campaña de bombardeos israelíes, que dejan ya más de un centenar de muertos y más de 400 heridos, el mayor número de víctimas en una oleada de este tipo hasta la fecha.
Estas son algunas claves para entender cómo ha escalado el conflicto hasta hoy:
1. Un giro súbito
Desde su comienzo el 8 de octubre de 2023, los choques han registrado cíclicamente picos de tensión. El último de ellos este mismo verano cuando Israel culpó a Hezbolá de un mortal ataque en los Altos del Golán ocupados y mató en represalia al máximo comandante del grupo, Fuad Shukr.
La respuesta de la formación chií a finales de agosto fue percibida como mayormente simbólica y, con ello, muchos dieron por cerrada la gran crisis estival.
«Desafortunadamente, la amenaza continúa y la destrucción y los bombardeos diarios continúan, pero creo que hemos evitado lo peor», consideraba el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, durante una visita a Beirut apenas cinco días antes de que el martes pasado la violencia sufriera un nuevo giro súbito.
2. Tres grandes ataques de Israel contra el Líbano
El breve regreso a la rutina en el frente fronterizo se rompió de golpe el pasado martes, cuando miles de buscapersonas (beepers) en manos de integrantes de Hezbolá explotaron en cadena en diversos bastiones del movimiento en el sur del país, el oriental Valle de la Bekaa y los suburbios meridionales de Beirut.
Apenas 24 horas más tarde, una segunda oleada de detonaciones se originó en un gran número de aparatos de comunicación por radio, lo que dejó 37 muertos y más de 2.900 heridos entre ambas acciones atribuidas al Estado judío, incluidos civiles.
Hezbolá aún prometía respuesta a esos ataques sin precedentes, cuando el viernes un bombardeo israelí derrumbó dos edificios residenciales en el extrarradio capitalino, matando al menos a otras 45 personas, entre ellas varios de sus miembros y dos altos mandos de su cuerpo de élite.
3. Un nuevo capítulo en el Líbano
Ambas partes han asumido que la batalla ha entrado con todo ello en una nueva etapa de intensidad, que el número dos de Hezbolá, Naim Qassem, ya describió como “una fase de ajuste de cuentas abierta”.
Israel, por su parte, insiste en que continuará atacando al grupo con dureza hasta que logre el regreso de unos 60.000 desplazados de las áreas fronterizas. Así lo reiteró el domingo su ministro de Defensa, Yoav Gallant, al advertir que harán todo lo que sea necesario para lograr este objetivo.
En los últimos tres días, el Estado judío ha dejado atrás sus habituales ataques selectivos y pasó a lanzar campañas de bombardeos masivos, como la que el sábado alcanzó 290 “objetivos” en el sur del Líbano o la que este lunes deja ya casi 200 muertos.
4. Hezbolá, contra las cuerdas
Del lado libanés, Hezbolá también subió el domingo el nivel de las confrontaciones, disparando unos “150 cohetes, misiles de crucero y drones”, que por primera vez llegaron al distrito de Haifa, a unos 50 kilómetros de la frontera con el Líbano, según informó el Ejército israelí.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la formación libanesa, que dice tener misiles de alcance suficiente para llegar al extremo más meridional de Israel, está actuando con significativa contención pese a la severidad de los golpes sufridos la semana pasada.
En todo momento Hezbolá ha insistido en que no quiere guerra y en que parará su frente de apoyo cuando cese el conflicto en Gaza. Sin embargo, Israel ha decidido que no quiere lidiar por más tiempo con el statu quo prevaleciente en su frontera norte y estaría tratando de forzar una claudicación.
Por ahora, Hezbolá se aferra a su lucha, mientras trata de evitar ataques de demasiada envergadura que puedan servir a Israel como excusa para declarar una guerra abierta.
“No nos iremos del campo (de batalla) excepto con la victoria. No nos dejaremos intimidar por las amenazas y estamos preparados para enfrentarnos a todas las posibilidades militares“, zanjó el domingo el número dos del movimiento.