El influyente líder religioso chiita Moqtada Sadr, que se pasó a la oposición, boicotea la elección, que se celebra en 15 provincias de este país de 43 millones de personas, rico en petróleo pero plagado de corrupción.
La votación se considera una prueba para el gobierno del primer ministro Mohamed Shia al Sudani, quien llegó al poder hace poco más de un año respaldado por una coalición de partidos proiraníes y se ha centrado en el desarrollo de servicios públicos e infraestructura devastados por décadas de conflicto.
“La participación será el principal indicador de satisfacción”, dijo a la AFP Renad Mansour, del centro de reflexión Chatham House.
Creados tras la invasión estadounidense y la caída de Sadam Husein en 2003, los consejos municipales tienen importantes prerrogativas, incluyendo la elección del gobernador de la provincia y la asignación de presupuestos para la salud, el transporte y la educación.
Sus detractores ven en estos consejos nidos de corrupción que favorecen el clientelismo.
Todo apunta a que la votación consolide la posición de la coalición gobernante Marco de Coordinación, un bloque alineado con Irán que reúne a partidos chiitas con facciones de Hashed al Shaabi, una red de antiguas unidades paramilitares integradas en el ejército regular.
Para algunos pesos pesados de esta alianza que domina el Parlamento, las elecciones son una “oportunidad” de “demostrar que tienen una base social y que son populares”, subraya Mansour.
Un total de 6.000 candidatos compiten por 285 escaños en los consejos provinciales.
Los consejos provinciales fueron abolidos a finales de 2019 como una concesión a protestas antigubernamentales. Pero el gobierno de Sudani las restableció.