El número de muertos en la Franja de Gaza por la ofensiva militar de Israel ascendió a más de 11.500, informó este jueves el Ministerio de Sanidad del enclave palestino, mientras el Ejército israelí continúa su operación dentro del hospital Al Shifa, el más importante del territorio.
Además, el número de heridos subió a más de 29.800, añadió el ministerio controlado por el grupo islamista Hamás.
Estas cifras de víctimas, que en informes anteriores correspondían en un 70% a mujeres, niños y ancianos, podrían ser mayores, ya que el cálculo preciso se ha dificultado por el colapso de las comunicaciones a lo largo de toda la Franja, dijo a EFE un portavoz del Ministerio de Sanidad.
“La ocupación israelí está llevando a cabo una guerra contra los hospitales, especialmente en la ciudad de Gaza y en el norte de la Franja, que incluyen bombardeos y el impedimento a heridos y desplazados de acceder a la atención médica, agua y comida”, denunció el Ministerio de Sanidad de Gaza.
De los 24 hospitales con capacidad para pacientes hospitalizados en el norte de la Franja, sólo uno, Al Ahli en la ciudad de Gaza, está actualmente operando bajo mínimos y admite pacientes. El resto han ido colapsando uno a uno, tras quedarse sin electricidad, combustible, internet, agua potable, alimentos y medicinas.
Este jueves, la jornada 41 de guerra, un portavoz del Ejército israelí confirmó a EFE que sus tropas continúan la incursión militar que iniciaron el miércoles dentro del hospital Al Shifa, el más importante de la Franja y ubicado en la ciudad de Gaza.
El Ejército aseguró haber encontrado “un centro de mando, armas y activos tecnológicos” de Hamás, en ese recinto médico, donde se refugian unas 3.000 personas, entre ellos pacientes -de los cuales 36 son recién nacidos-, personal médico y desplazados.
El Ministerio de Sanidad de Gaza calificó esta incursión de “crimen de guerra” y denunció este jueves que, durante la noche, “las fuerzas de ocupación estaban atrincheradas en los pisos subterráneos del complejo médico Al Shifa, tomando al personal médico y a las personas desplazadas como escudos humanos”.
Además, las fuerzas israelíes han realizado bombardeos que “alcanzaron las habitaciones de los pacientes”, atacaron la unidad de atención de arterias coronarias con un proyectil de tanque, “destrozaron deliberadamente las máquinas de radiología”, dejando inservibles la máquina de tomografía computarizada y la máquina de resonancia magnética, según el ministerio.
Negando que el hospital funcione como centro de comando y control de Hamás, la cartera de Sanidad aseguró que los soldados israelíes detuvieron al único técnico de generadores eléctricos y al único técnico de estaciones de oxígeno presentes en Al Shifa.
“Estos arrestos colocan al complejo ante serios desafíos, ya que el equipo médico y técnico está expuesto a muchos fallos como resultado del bombardeo”, subrayó.
La agencia humanitaria de la ONU, OCHA, aseguró que “debido a la interrupción de las comunicaciones en la zona, el impacto de la operación militar (en Al Shifa) sigue sin estar claro”.
Israel declaró la guerra a Hamás el 7 de octubre tras un ataque masivo del grupo islamista que incluyó el lanzamiento de miles de cohetes y la infiltración en territorio israelí de unos 3.000 milicianos que masacraron a unas 1.200 personas y secuestraron a otras 240.
Desde entonces, las fuerzas aéreas, navales y terrestres de Israel atacan sin tregua la Franja de Gaza, que además de los muertos y heridos, han dejado 3.600 desaparecidos bajo los escombros y unos 1,7 millones de gazatíes desplazados, más de dos tercios de la población total.
La mayoría de esos desplazados viven hacinados en el sur del enclave bajo condiciones de vida extremadamente difíciles, lo que podría empeorar al hacerse inminente una mayor ofensiva de Israel en esa zona, después de ordenar la evacuación de civiles de la sureña región de Jan Yunis.
Unas 42.000 viviendas, 255 escuelas, 96 estructuras de gobierno, 72 mezquitas y tres iglesias fueron totalmente destruidas, mientras 25 hospitales y 52 centros de salud quedaron fuera de servicio en toda la Franja.
El miércoles, unos 23.000 litros de combustible entraron en Gaza desde Egipto, la primera entrega de ese tipo desde que se inició la guerra.
Sin embargo, Israel prohibió su uso en generadores eléctricos de hospitales y en las instalaciones de saneamiento de agua, y solo podrá utilizarse para distribuir ayuda en humanitaria en vehículos.
Además, el único molino de cereales que seguía funcionando en Gaza fue destruido, lo que significa que la harina para hacer pan producida localmente ya no estará disponible en Gaza, según OCHA.