Luego de una nueva y masiva jornada de protestas contra la reforma judicial, el primer ministro de Israel aseguró este domingo que su Gobierno seguirá avanzando de forma unilateral con la medida.

Benjamin Netanyahu no claudica en sus ambiciones por reformar el sistema judicial de Israel. Asunto que ha desencadenado un profundo descontento social y protestas masivas.

El primer ministro israelí anunció en las últimas horas que su Gobierno avanzará en los próximos días en el camino para aprobar su propuesta. Los puntos más controvertidos de la iniciativa de ley apuntan a revertir algunos poderes de la Corte Suprema y le darían al Ejecutivo más control sobre los nombramientos en ese y otros tribunales del país.

“Esta semana empezaremos a dar los pasos prácticos. Lo haremos de forma comedida, responsable, pero de acuerdo con el mandato que recibimos de introducir correcciones en el sistema judicial”, aseguró este domingo 18 de junio durante una reunión de su gabinete.

“Hara pedazos al pueblo de Israel”

Los críticos de Netanyahu destacan que el intento del primer ministro por hacer modificaciones al sistema judicial se registra en momentos en que está siendo investigado bajo cargos de corrupción.

Tras el pronunciamiento de este domingo, el líder opositor Yair Lapid respondió a Netanyahu que seguir adelante y de forma unilateral con su plan “perjudicará gravemente a la economía, pondrá en peligro la seguridad y hará pedazos al pueblo israelí”.

Además, Lapid advirtió que “si Netanyahu avanza en la revisión legal unilateralmente como declaró, descubrirá que es el primer ministro de menos de la mitad de Israel”.

Netanyahu defiende el abanico de propuestas que forman parte del corazón de la reforma, al indicar que las enmiendas “serán formuladas con responsabilidad y discreción, atendiendo a todas las partes”.

Asimismo, alega que él ya había dado a conocer sus planes sobre la reforma antes de las elecciones del pasado noviembre con las que su coalición ganó la mayoría en el Parlamento, por lo que, sostiene, significa un respaldo de los ciudadanos a su intención de ejecutar los cambios.

La reforma judicial de Netanyahu

La reforma consiste en tres grandes frentes: la modificación del comité de selección de jueces, una cláusula de anulación para que el Parlamento pueda promulgar leyes impugnadas por la Corte Suprema y una modificación para que la Corte Suprema no pueda inhabilitar altos mandos del Gobierno.

En primer lugar, el comité de selección de jueces -actualmente conformado por nueve miembros repartidos entre el Gobierno, el Parlamento, la Corte Suprema y el colegio de abogados- pasaría a once, pero con mayoría de siete para el Ejecutivo. Por tanto, el Gobierno solo necesitaría de una mayoría simple para escoger a los magistrados tanto de la Corte Suprema como del resto de tribunales.

En segundo término, la cláusula de anulación significa que el Legislativo podría revertir medidas que sean rechazadas por el máximo tribunal. La Corte tampoco podría invalidar las llamadas leyes “fundamentales”, normas básicas a falta de una Constitución, y solo podría avalar las leyes regulares, con la aprobación de 12 de 15 jueces, en vez de la mayoría simple que se requiere en la actualidad.

Finalmente, el Supremo quedaría impedido para inhabilitar ministros, juzgar o debatir mociones para declarar no apto a un primer ministro.

Por tanto, los críticos de la reforma destacan que los cambios intentan debilitar la autoridad de la rama judicial y dar mayor poder a los políticos.