Tal como recoge el medio El País, desde Arabia pagaron cuantiosas sumas a destacados científicos españoles para que declararan ser parte de sus academias.
¿El objetivo? Que las universidades árabes escalaran en el prestigioso ránking de Shanghái, una de las clasificaciones universitarias más conocidas a nivel mundial.
Todo comenzó a salir a la luz en marzo pasado, luego que el químico español Rafael Luque fuera suspendido por trece años en la Universidad de Córdoba tras firmar sus estudios como investigador de la Universidad Rey Saúd, de Arabia Saudita, lo que era falso.
Sin embargo, el citado medio sostiene que el de Luque está lejos de ser un caso aislado, indicando que, al menos, otros once científicos españoles firmaron sus trabajos asegurando ser parte de universidades del país árabe.
Una proposición “indecente”
Mira Petrovic, química que se desempeña en el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), reveló a El País que Arabia Saudita le prometió 70 mil euros, unos 60 millones de pesos chilenos, para que agregara la Universidad Rey Saúd como lugar principal de trabajo, ofrecimiento al que Petrovic se negó.
La científica calificó lo ocurrido como una proposición “indecente”.
También está el caso de Damià Barceló, director del ICRA que si bien admitió haber aceptado el trato, se defiende argumentando que lo hizo ya que aparecer como investigador de la institución árabe es la única manera que tenía para tomar muestras de cultivos regados con aguas residuales en Arabia Saudita y así continuar con su estudio.
Eso sí, el científico, de 69 años, aseguró que nunca recibió el pago ofrecido.
Otro de los involucrados en este entramado es el físico Andrés Castellanos, quien recientemente ganó el Premio Nacional de Investigaciones para Jóvenes en España. De acuerdo a su versión, aceptó aparecer como científico de la Universidad Ray Saúd para así recibir una beca.
Escalando en el ránking…
Aparecer en lo más alto posible del ránking de Shanghái era el objetivo de Arabia Saudita, razón por la cual entregaban estos pagos y así los académicos e investigadores cambiaran su lugar principal de trabajo, pese a que seguían desempeñándose en España.
Dicha clasificación es elaborada por un grupo de especialistas de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, China, en el que se valora la calidad de las 1.000 mejores universidades del mundo.
En la medición de 2022, la Universidad de Harvard se quedó con el primer lugar por vigésimo año consecutivo. En el caso de las instituciones chilenas, la Universidad de Chile fue la única del país que destacó entre las 500 mejores del mundo, al posicionarse en el segmento 401-500.
La Casa de Bello fue seguida por la Pontificia Universidad Católica, que se ubicó en el escalafón 501-600; mientras que la Universidad Andrés Bello y la Universidad de Concepción alcanzaron el escalafón 901-1000.
La Universidad Rey Saúd, a su vez, alcanzó el escalafón 101-150, ubicándose entre las mejores de su región.