El ex primer ministro israelí Benjamín Netanyahu mantiene una holgada mayoría para formar gobierno con sus socios de ultraderecha y religiosos, dejando fuera del Parlamento al izquierdista Meretz y al árabe Balad, cuando se lleva escrutado el 93% de los votos de las elecciones legislativas del 1 de noviembre.
Likud, el partido derechista de Netanyahu, superó el umbral del millón de votos y se mantiene con 32 escaños, según las últimas cifras del Comité Central Electoral.
A esto se suman los 14 escaños de Sionismo Religioso y los 19 de los dos partidos ultraortodoxos que forman el bloque pro-Netanyahu, otorgando al ex jefe de Gobierno, el más longevo de Israel con un acumulado de 15 años en el poder, un total de 65 escaños en una Knéset (Parlamento) de 120.
En contraste, la derrota del bloque de partidos anti-Netanyahu, liderado por el actual primer ministro Yair Lapid, se va haciendo cada vez más concreta.
Yesh Atid, el partido centrista de Lapid, logra mantenerse como segunda fuerza con 24 diputados, pero sus socios de centro, derecha e izquierda han tenido un pésimo resultado que ha debilitado al bloque.
En total, suman 55 escaños incluyendo los 12 del partido Unidad Nacional, liderado por el actual ministro de Defensa, Benny Gantz.
El histórico Partido Laborista, que gobernó Israel por cuatro décadas, apenas obtiene el mínimo cuatro escaños, mientras el pacifista Meretz no cruza el umbral electoral y se quedaría fuera del Parlamento por primera vez desde su creación en 1992.
El partido árabe Balad también parece quedar fuera de la Knéset, derrumbando las esperanzas de modificar la correlación de fuerzas.
La mayoría de los votos regulares ya se escrutaron, y quedan fundamentalmente los llamados sufragios de doble sobre, procedentes de bases militares, hospitales, geriátricos, prisiones o embajadas.
Estas elecciones, cuyos resultados finales se esperan para esta noche, son las quintas que celebra Israel en menos de cuatro años.
Las encuestas previas habían señalado que habría un empate técnico, sin ningún bloque con mayoría suficiente para crear Gobierno, lo que hacía temer la continuación crónica de la rueda electoral y otra convocatoria a urnas en 2023.
Pero los resultados actuales muestran que el bloque de Netanyahu tendría margen para gobernar con una coalición de derechas bastante homogénea a nivel ideológico.