El motín iniciado el 20 de enero en una cárcel con miles de prisioneros del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el noreste de Siria se saldó con la muerte de 495 personas, en su mayoría terroristas, según el recuento final ofrecido este lunes por las Fuerzas de Siria Democrática (FSD).
La alianza armada liderada por kurdos, a cargo de la seguridad en amplias zonas del noreste del país, anunció en un comunicado el fallecimiento de 77 empleados y guardias de la prisión de Geweran, otros 40 efectivos kurdosirios en choques armados fuera de sus muros y cuatro civiles desde el estallido de violencia.
Por su parte, la formación yihadista perdió a 374 miembros durante el alzamiento iniciado el 20 de enero con ayuda de terroristas en libertad, que hicieron explotar un coche bomba cerca del centro penitenciario y luego se atrincheraron en viviendas civiles cercanas en la ciudad de Al Hasaka.
“Si este ataque hubiese tenido éxito, su plan hubiese sido continuar con sus acciones en los barrios de Geweran y Al Zohour, además de en las sedes de algunas instituciones civiles y militares de la administración autónoma, y este era exactamente el plan que querían implementar”, dijeron las FSD.
Esta cárcel es considerada una de las más grandes del mundo para prisioneros del Estado Islámico, pero muchos más terroristas permanecen en otros centros penitenciarios en el noreste de Siria bajo el control de las autoridades y fuerzas de una autoproclamada administración autónoma local vinculada a las FSD.
Las fuerzas kurdosirias declararon que habían retomado el control total del centro penitenciario el pasado miércoles, pero al día siguiente reconocieron que habían descubierto durante las operaciones de peinado a varias decenas de prisioneros todavía atrincherados en su interior.
La operación terminó de forma definitiva el pasado fin de semana, si bien todavía no se ha anunciado qué pasó con entre 700 y 800 menores vinculados al EI que habían sido utilizados como escudos humanos durante el motín de los presos, según las FSD.