Tras cuatro días de choques, los kurdos de las Fuerzas de Siria Democrática controlaron una cárcel del Estado Islámico en Siria. Por el momento se cuentan alrededor de 200 muertos tras los enfrentamientos.
Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos, lograron controlar tras cuatro días de choques una cárcel para yihadistas del Estado Islámico (EI) en el noreste de Siria, donde se produjeron dos motines que se saldaron con más de 200 muertos, en la considerada mayor operación del grupo en el país desde 2019.
“Ahora la situación está bajo el control de nuestras fuerzas, que han iniciado una depuración masiva”, anunciaron las FSD en un comunicado en el que aseguraron que habían desplegado a unos 10.000 efectivos para recuperar la prisión de Geweran, situada en la ciudad de Al Hasaka.
La fuente aseguró que desde que tuvo lugar un primer motín, el pasado jueves, han muerto en los enfrentamientos 27 de sus combatientes y más de 175 miembros del EI.
De estos, al menos 15 eran presos que intentaron huir y más de 160 pertenecían a los alrededor de 200 yihadistas que atacaron la prisión desde el exterior para apoyar a los internos, se apunta en la nota.
Continúa búsqueda de fugitivos
Muchos de los yihadistas se han escondido en residencias civiles para atrapar a las tropas de las FSD, según la alianza, que cree que “entre dos y tres células de mercenarios (terroristas) todavía están ocultas en el barrio de Geweran”, donde se encuentra la cárcel, por lo que siguen peinando la zona.
Las FSD alegaron que tardaron cuatro días en controlar la situación porque los amotinados del EI utilizaron como “escudos humanos” a unos 700 niños “cachorros del califato”, que se encontraban en secciones especiales del centro penitenciario para “rehabilitarlos de la ideología extremista”.
También reconocieron no tener información sobre los trabajadores que se encontraban en la prisión durante el primer motín, que estalló cuando los yihadistas hicieron estallar un coche bomba en las inmediaciones del centro penitenciario, y fueron atacados por los presos que intentaban huir.
El Estado Islámico difundió en la noche del sábado y este domingo en sus canales de propaganda sendos vídeos en los que mostraba a una veintena de hombres retenidos en el interior de la prisión.
Poco después, el portavoz de las FSD, Farhad Shami, afirmó que estos hombres son del “personal de la cocina” del centro.
Los extremistas afirmaron también que 800 de sus hombres habían logrado huir del reclusorio, considerado uno de los más grandes para integrantes del grupo radical en todo el mundo, con cerca de 3.500 miembros de la organización extremista.
Sin embargo, las fuerzas kurdosirias aseguraron que solo un pequeño grupo logró llegar a una facultad cercana a la cárcel, sin especificar su número ni si finalmente lograron escapar de allí.
Tras tomar el control de la cárcel, la célula de Interior del Norte y Este de Siria anunció en un mensaje en su cuenta oficial de Facebook que declaraban “un toque de queda dentro y fuera” de Al Hasaka, una ciudad que se divide en áreas controladas por los kurdosirios y otras por el Gobierno sirio.
La mayor operación del EI tras su derrota
Las FSD explicaron que, según las confesiones de algunos de los extremistas reducidos, el ataque e intento de fuga fue planificado durante seis meses y en él participaron alrededor de 200 yihadistas “suicidas” procedentes de Irak y de las áreas sirias bajo control turco de Ras al Ain y Tel Abiad.
Tras el primer intento de fuga del jueves, hubo un segundo el viernes y los combates con los miembros del EI dentro y fuera de la prisión se prolongaron hasta este domingo.
Se trata de la mayor operación que ha cometido el EI en Siria desde su derrota territorial en marzo de 2019, en la batalla final de la población de Al Baguz, y desde entonces la organización ha llamado en reiteradas ocasiones a sus seguidores a atacar prisiones y campos para “liberar” a los detenidos, entre ellos miles de extranjeros.
Respecto al uso de los “cachorros del califato” como escudos humanos, las FSD responsabilizaron “a los terroristas del EI por causar cualquier daño a estos niños en la prisión”.
Unicef también reaccionó y su representante en Siria, Bo Viktor Nylund, afirmó en un comunicado que estos motines “han puesto en grave riesgo la seguridad de casi 850 niños que se encuentran detenidos, algunos con tan solo 12 años”.
“Los niños en la prisión de Geweran son niños y tienen derecho a acceder a procedimientos de justicia restaurativa. Pedimos la liberación de los niños de prisión. La detención de niños solo debe ser una medida de último recurso y por el menor tiempo posible”, aseguró.