A pocos días del reinicio de negociaciones para restablecer el gran acuerdo nuclear de 2015, el OIEA denunció hoy que Irán enriquece cada vez más uranio hasta niveles cercanos al necesario para fabricar armas atómicas.
Además, Irán bloquea las inspecciones internacionales, señaló el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que hizo esta advertencia en un informe emitido este miércoles en Viena, destacando su persistente y creciente incapacidad para verificar el programa nuclear iraní.
Irán acumula ya 17,7 kilos de uranio enriquecido hasta el 60%, mucho más cerca del 90% necesario para desarrollar un arma nuclear que del 3,67% que le impuso como tope el pacto atómico JCPOA, firmado en 2015 con seis grandes potencias.
Esos 17,7 kilos suponen un aumento del 77% con respecto a lo registrado en el último informe del OIEA, publicado en septiembre.
La República Islámica acumula así en total 2.489,7 kilos de uranio enriquecido a diferentes purezas (2%, 5%, 20% y 60%), muy por encima de los 300 kilos permitidos en el JCPOA (en sus siglas en inglés) firmado con Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania.
Un año después de que EE. UU. abandonara el pacto en mayo de 2018, Irán empezó a incumplir los compromisos del documento, incluidas, a partir de febrero pasado, fuertes restricciones a las inspecciones del OIEA y otras medidas de transparencia.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, desea volver al acuerdo, y sus negociadores participan de forma indirecta en las conversaciones con Irán, suspendidas en junio pasado.
Las conversaciones deberían reanudarse el próximo 29 de noviembre en Viena, tras instalarse en Teherán el nuevo gobierno iraní, del presidente ultraconservador Ebrahim Raisi.
El objetivo es que ambas partes vuelvan a cumplir el acuerdo, es decir, Estados Unidos levantando sus sanciones a Teherán e Irán cumpliendo las limitaciones, siempre con el objetivo de que no se pueda hacer con armas atómicas.
El acuerdo debe poder ser verificado en todo momento por el OIEA, lo que es cada vez más difícil, aseguran los inspectores.
La verificación y el monitoreo “se han visto seriamente socavados por la decisión iraní de frenar la implementación de sus obligaciones nucleares en el JCPOA, incluyendo el Protocolo Adicional (visitas sin aviso previo de los inspectores)”, señala el OIEA en el informe.
El director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, tiene previsto viajar a Teherán el próximo lunes, invitado por el Gobierno del nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisí, quien llegó al poder el pasado agosto, indica el documento enviado hoy a los Estados miembros del organismo.
Según confirmó hoy un portavoz de la Agencia de Energía Atómica de Irán (AEAI), Grossi se entrevistará con el ministro de Exteriores, Hosein Amir Abdolahian.
Grossi llegó en febrero a un “acuerdo temporal” con Irán para garantizar mediante grabación de ciertas actividades una vigilancia continua del programa nuclear de la República Islámica.
“Sin embargo, la prolongación repetida de ese acuerdo, que está en vigor desde hace nueve meses, se está convirtiendo en un creciente desafío para la capacidad del organismo de restaurar (en el futuro) una continuidad de ese conocimiento”, advierte el OIEA.
El órgano de la ONU denuncia que en contra de lo acordado en septiembre pasado, Teherán veta la instalación de cámaras de vigilancia en un taller donde se producen compuestos para centrifugadoras de gas (para enriquecer uranio).
Asegura que Irán ha “interpretado de forma unilateral el acuerdo para excluir a posteriori” la instalación de equipos de vigilancia del OIEA.
Teherán alega que las cámaras de los inspectores podrían haber sido usadas para llevar a cabo un supuesto ataque en esa instalación, lo que Grossi “rechaza de forma categórica”.
El pasado 23 de junio se produjo en la instalación de Karaj, al noroeste de Teherán, un incendio del que Irán responsabiliza a Israel.
Por otra parte, el OIEA emitió hoy un informe paralelo sobre las investigaciones acerca del hallazgo de trazas fisibles en varias instalaciones no declaradas hasta ahora como nucleares por parte de Irán, lo que podría constituir una violación del acuerdo de salvarguardas (controles) nucleares.
De hecho, los inspectores siguen sin saber dónde se encuentra ahora ese material radiactivo.
“El director general está cada vez más preocupado de que incluso después de dos años el asunto de salvaguardas en las cuatro instalaciones no declaradas por Irán siga sin resolverse”, señala el informe.
La incapacidad de Irán de aclarar estos asuntos “afecta seriamente que el organismo pueda ofrecer las garantías sobre la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear iraní”, concluye el informe.
Además, el OIEA critica que el personal de seguridad en las instalaciones nucleares de Irán esté aplicando “inspecciones físicas excesivas” de sus inspectores.
Por eso, Grossi insta a la República Islámica a que aplique procedimientos de seguridad “de acuerdo a prácticas aceptadas a nivel internacional”.