Un avión de la compañía paquistaní PIA se convirtió este lunes en el primer vuelo comercial internacional en aterrizar y despegar desde el aeropuerto de Kabul tras la toma del poder afgano por los talibanes, el 15 de agosto.
El aeropuerto había quedado casi inoperativo desde que las fuerzas estadounidenses terminaran su caótica retirada el 30 de agosto, tras una frenética operación de evacuación que permitió sacar a más de 120.000 personas del país.
Las nuevas autoridades afganas trataban desde entonces de ponerlo nuevamente en funcionamiento con la asistencia técnica de Catar y otros países.
Este lunes por la mañana un avión de Pakistan International Airlines procedente de Islamabad aterrizó sobre las 10:30 locales (03:00 en Chile), antes de despegar de regreso a la capital paquistaní.
Unas 70 personas se encontraban a bordo del vuelo hacia Islamabad, la mayoría afganos que eran familiares de personal de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, según fuentes aeroportuarias.
“Estoy siendo evacuada. Mi destino final es Tayikistán”, dijo una mujer de 35 años empleada del Banco Mundial que no quiso revelar su identidad. “Solo regresaré si la situación permite a las mujeres trabajar y moverse libremente”, agregó.
Un estudiante universitario de 22 años dijo que se iba de viaje un mes a Pakistán. “Es como unas vacaciones. Estoy triste y feliz. Triste por el país, pero feliz de partir por cierto tiempo”, señaló.
En el vuelo que aterrizó en Kabul “casi no había nadie en el avión, unas 10 personas (…), quizá más miembros de la tripulación que pasajeros”, afirmó un periodista de la Agence France-Presse que iba a bordo del avión.
La reanudación de los vuelos comerciales es una primera señal de normalización económica del país y una prueba para los talibanes que, en repetidas ocasiones, han prometido que dejarán marchar libremente a los afganos con la documentación en regla.
Varios miembros de la OTAN reconocieron que no tuvieron tiempo de evacuar a miles de afganos en riesgo antes del plazo del 31 de agosto establecido por los estadounidenses para dejar el país.
Esos últimos días quedaron ensombrecidos por el atentado del 26 de agosto del brazo local del grupo yihadista Estado Islámico, que mató a más de 100 personas en el aeropuerto, entre ellos 13 soldados estadounidenses.
“Bienvenidos a Afganistán”
La semana anterior, dos vuelos chárter de Qatar Airways despegaron para transportar a ciudadanos extranjeros y afganos que no pudieron beneficiarse del gigantesco puente aéreo.
Además, una aerolínea afgana había reiniciado los vuelos domésticos el 3 de septiembre.
El fin de semana, la aerolínea paquistaní PIA indicó que quería reanudar con regularidad los vuelos comerciales, aunque era muy temprano para precisar la frecuencia de las conexiones entre ambas capitales.
“Es un momento importante. Estamos muy emocionados”, declaró a la Agence France-Presse un empleado del aeropuerto de Kabul vestido con una larga túnica azul tradicional.
“Es un día de esperanza. Puede que otras aerolíneas vean esto y decidan volver”, añadió.
En la pista del aeropuerto esperaba un autobús con el lema “Bienvenidos a Afganistán” que debía transportar a los recién llegados hasta la terminal. Finalmente, los pasajeros cubrieron la distancia andando.
Un centenar de pasajeros aguardaban en la terminal para tomar el avión de regreso a Islamabad, en su mayoría familiares de empleados de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, dijo el personal de tierra del aeropuerto.
Las salas de espera, las pasarelas de embarque y otra infraestructura técnica habían quedado seriamente dañadas en los días posteriores al retorno de los talibanes, cuando miles de personas huyeron despavoridas al aeropuerto.
Muchos afganos temen represalias por ayudar a las potencias extranjeras durante los 20 años de ocupación de Estados Unidos y sus aliados, aunque los talibanes prometen una amnistía general, incluyendo a las fuerzas de seguridad contra las que lucharon.
Los talibanes prometieron un régimen más tolerante al impuesto entre 1996 y 2001, pero han enviado señales contrarias como la de prohibir manifestaciones no autorizadas o disparar al aire para disolver protestas.