El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, llegó el lunes a Catar, país que se ha convertido en el principal interlocutor de los talibanes y en el centro logístico para la evacuación de todos los que han logrado huir de Afganistán.
Blinken llegó acompañado del secretario de Defensa, Lloyd Austin, tiene previsto cenar esta noche con el emir Tamim bin Hamad Al-Thani.
Este es el primer viaje a la región de altos funcionarios estadounidenses desde la retirada de las tropas estadounidenses de ese país.
Blinken y Austin se reunirán el martes con funcionarios cataríes para abordar la situación de Afganistán. La situación se convirtió en un importante problema geopolítico y en una posible crisis humanitaria que requiere la movilización de la comunidad internacional.
“Agradecemos la estrecha cooperación de Catar en relación con Afganistán y su apoyo para ayudar en el traslado de las personas”, indicó el Departamento de Estado estadounidense.
Tras su paso por el emirato, está previsto que Blinken visite el miércoles la base aérea de Ramstein. Esta acoge temporalmente a miles de afganos antes de que viajen a Estados Unidos.
Copresidirá con su homólogo alemán, Heiko Maas, una reunión virtual de ministros de unos 20 países sobre la crisis afgana.
Por su parte, Austin realizará una gira por el Golfo que le llevará a Baréin, Kuwait y Arabia Saudita.
Catar se convirtió en el actor clave en el dosier afgano, con el rol de mediadores neutrales e influyentes. Ya en 2013 iniciaron las conversaciones con los talibanes, a petición del entonces presidente estadounidense Barack Obama.
También han acogido a más de 55.000 refugiados afganos, algunos de los cuales están alojados en la base estadounidense del emirato.
“¿Hablar con los talibanes en Catar?”
La semana pasada estuvieron en Catar los jefes de la diplomacia alemana, holandesa, británica e italiana, así como el ministro de Interior saudita. Esto demuestra la nueva importancia diplomática del rico emirato.
El ejército estadounidense puso en marcha a mediados de agosto un puente aéreo en Kabul que permitió la evacuación de unas 123.000 personas, de las que entre el 75% y el 80% eran “afganos amenazados”, según Blinken. Más de 55.000 de estos evacuados pasaron por Doha.
Uno de los principales temas del viaje será el diálogo con los talibanes, a los que la comunidad internacional aún no ha reconocido formalmente.
Los estadounidenses “seguirán hablando con los talibanes en un esfuerzo por asegurarse de que nuestro mensaje es claro”, dijo un funcionario del Departamento de Estado.
Añadió que estos contactos se están llevando a cabo, en particular, a través del enviado estadounidense Zalmay Khalilzad, representante de Washington en las conversaciones con los talibanes que condujeron al acuerdo de febrero de 2020 sobre la retirada de las fuerzas estadounidenses y extranjeras del país.
“Si es necesario que el Secretario de Estado hable con un líder talibán (…), lo hará, pero no estamos en esa fase”, afirmó otro alto funcionario estadounidense.