La filtración de imágenes de maltrato a reclusos en la prisión de Evin, en Teherán, llevó a las autoridades iraníes disculparse, algo poco frecuente, y a anunciar una investigación sobre un supuesto ataque cibernético.
El subjefe del Poder Judicial, Mohamad Mosadeq, dijo que “se está investigando la publicación de imágenes de la prisión de Evin” y que este asunto “aún no está muy claro”, según la agencia local semioficial Isna.
Estas reacciones se producen después de que empezaran a circular imágenes hace dos días de la cárcel, de los abusos a los presos y de los guardias de seguridad sorprendidos ante unos monitores “hackeados”.
“Justicia de Alí”
“Ciberataque, la prisión de Evin es una mancha en el turbante negro y la barba blanca de Raisí”, decía el mensaje en alusión al nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisí, quien fue jefe del Poder Judicial y tiene un largo y controvertido historial en ese sector.
En otra pantalla, apareció el lema “protesta general hasta la liberación de los presos políticos”, un ataque cibernético firmado por un grupo de “hackers” llamado “Edalate Alí” (Justicia de Alí).
Este grupo, que supuestamente hace referencia con su nombre al líder supremo de Irán, Alí Jameneí, prometió “continuar con más revelaciones” y no permitir que “el régimen de Irán continúe ocultando” estos casos de torturas.
Las imágenes muestran, por ejemplo, a un hombre demasiado delgado y aparentemente inconsciente por los golpes recibidos que es tirado al suelo, mientras un clérigo pasa con indiferencia a su lado.
En otros vídeos, se puede ver a un hombre que baja de un coche y tras caminar unos metros en el patio se desmaya y a otra persona que intenta suicidarse en el baño de la prisión.
Tras estas filtraciones, el jefe de la Organización de Prisiones de Irán, Mohamad Mehdi Haj Mohamadí, aceptó este martes su “responsabilidad por estos comportamientos inaceptables”.
“Además de comprometerme a que no se repitan tales hechos tan amargos y a tratar seriamente con los malhechores, pido disculpas a Dios todopoderoso, nuestro querido líder y la noble nación”, indicó en su cuenta de Twitter Haj Mohamadí.
Denuncias y sanciones por torturas a presos políticos
La prisión de Evin, situada en el oeste de Teherán, tiene un área de 40 hectáreas y algunos de sus módulos están controlados por el Poder Judicial, mientras que otros dependen del Ministerio de Inteligencia y de la Inteligencia del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución.
Los grupos de derechos humanos denuncian con frecuencia las torturas en esa cárcel, que alberga a numerosos de los considerados presos políticos, así como a reclusos con doble nacionalidad.
En 2018, el departamento del Tesoro de EE. UU. sancionó a Evin al acusar a los responsables de la cárcel de “llevar a cabo tácticas brutales que incluyen asalto sexual y físico” contra los presos.
Asimismo, en el presente año, la Unión Europea sancionó a esta cárcel y a otras dos iraníes por su vinculación con “la violación de los derechos humanos y la represión y matanza de los manifestantes” en las protestas de 2019 contra la carestía en el país.