El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, recibe este lunes al debilitado primer ministro iraquí, Mustafa al Kazimi, quien se encuentra arrinconado entre su alianza Washington y las facciones pro Irán de su país.
En el centro de la agenda estará la presencia de tropas estadounidenses y, más ampliamente, si Bagdad tiene suficiente capacidad para acabar con las células remanentes del grupo yihadista Estado Islámico (EI)
La semana pasada, el EI reivindicó un ataque suicida en un mercado de Bagdad que dejó 30 muertos, según datos oficiales.
Entretanto, las fuerzas estadounidenses en Irak han sido blanco de ataques de milicias pro-Irán que, a su vez, recibieron la represalia militar de Washington.
Unas 2.500 tropas estadounidenses aún permanecen en Irak como parte de la coalición contra el EI y entre ellas se cuentan fuerzas especiales cuya cantidad no se ha hecho pública.
Kazimi, cuyo país sufre altos índices de violencia, pobreza y corrupción, querría que Estados Unidos se comprometa, al menos formalmente, a reexaminar su presencia en Irak.
A tres meses de las elecciones legislativas, Kazimi espera recuperar territorios de su país que están en manos de facciones pro-Irán hostiles a la presencia estadounidense.
Técnicamente no hay tropas de combate en Irak en donde el Ejercito estadounidense ha desplegado oficialmente asesores o entrenadores.
Ubicación estratégica
Irak es un vínculo estratégico para Washington, que lidera una coalición internacional que combate al EI en Siria.
Dejar a Irak a merced de la influencia de Irán está fuera de discusión para Estados Unidos debido a sus renovadas tensiones con Teherán.
En este contexto “no parece probable que la cantidad de tropas estadounidenses se reduzca automáticamente”, dijo
Ramzy Mardini, especialista en Irak del Instituto Pearson de la Universidad de Chicago, cree que la reunión entre Biden y Kazimi fue diseñada para ayudar al líder iraquí a aliviar las presiones domésticas “pero la realidad en el terreno reflejará el status quo y una permanente presencia de Estados Unidos”.
Lo que más temen los especialistas regionales es, sin embargo, una continuación, o incluso intensificación, de los ataques de los proiraníes.
Un dron atacó el viernes una base militar en el Kurdistán iraquí que alberga tropas estadounidenses pero no se reportaron víctimas.
El denominado Comité de Coordinación de la Resistencia Iraquí amenazó el viernes con continuar con los ataques hasta que se retiren todas las tropas estadounidenses y termine la “ocupación”.