A pesar del avance de los talibanes, las tropas de Alemania, EEUU y de otros países de la OTAN abandonan Afganistán luego de 20 años.
“Soy, entretanto, el cuarto presidente de Estados Unidos que se hace responsable de la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán: dos republicanos, dos demócratas. No voy a pasarle la responsabilidad a un quinto presidente”. Biden pronunció su discurso en la Sala de Tratados de la Casa Blanca.
En la misma sala, George W. Bush anunció el ataque liderado por Estados Unidos contra Afganistán el 7 de octubre de 2001: “Bajo mis órdenes, el ejército de EEUU ha lanzado ataques contra los campos de entrenamiento de terroristas de Al Qaeda y las instalaciones militares del régimen talibán en Afganistán. Estas acciones están diseñadas para evitar que los terroristas utilicen Afganistán como base de operaciones”.
Hay 20 años de reconstrucción, guerra y terror entre esas dos declaraciones.
¿Por qué Estados Unidos atacó Afganistán?
Al principio hubo represalia. Estados Unidos culpó al entonces líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, por los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, en los que murieron 2.977 personas.
Bin Laden y su red Al Qaeda eran huéspedes y aliados del régimen fundamentalista talibán que había gobernado Afganistán desde 1996.
Justo un día después de los ataques en Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), declaró por primera vez en su historia la puesta en práctica del Artículo 5, según el cual un ataque a un país miembro es un ataque a todos los miembros.
El mismo día, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1368. Condenó el ataque terrorista de Nueva York y Washington y afirmó el derecho a la autodefensa individual o colectiva. El 7 de octubre de 2001, Estados Unidos y Gran Bretaña lanzaron los primeros ataques aéreos contra Afganistán.
¿Por qué la OTAN permaneció en el país por décadas?
No hay una respuesta fácil para esto. El principal objetivo de Estados Unidos fue la caza de Osama bin Laden y Al Qaeda. Pero nunca hubo un escenario de salida claro.
Las tropas se quedaron cuando Estados Unidos lanzó otra guerra en Irak en 2003. Y se quedaron después de que las fuerzas especiales estadounidenses mataran a Osama bin Laden, el 2 de mayo de 2011, no en Afganistán, sino en el vecino Pakistán. Evidentemente, Bin Laden había vivido allí tranquilo durante años.
El experto en Afganistán Ibraheem Bahiss, que también asesora al International Crisis Group, lo resume en una frase: “Si se derroca a los gobernantes y se los reemplazas con una amplia variedad de actores que tienen prioridades y objetivos contradictorios, difícilmente parece haber otra opción que involucrarse para evitar que el país se desmorone”.
Pero después de dos décadas, el gobierno de Estados Unidos ha decidido que incluso si Afganistán se desmorona, ya no representará una amenaza tan grande como para que las tropas tengan que permanecer estacionadas allí. El foco principal de los intereses de seguridad estadounidenses hoy es la rivalidad con China.
Número de víctimas
El de Afganistán es uno de los conflictos más mortíferos del mundo. La misión de la ONU en Afganistán solo ha estado documentando el número de víctimas civiles desde 2009. Después de eso, casi 111.000 civiles murieron o resultaron heridos hasta finales de 2020. Los talibanes y otros grupos extremistas son responsables de la mayoría de las víctimas civiles. Pero las tropas internacionales también son responsables de la muerte de muchos civiles, especialmente cuando dispararon contra aldeas afganas con aviones de combate y drones.
El Ejército estadounidense perdió 2.442 soldados, la Bundeswehr 59. Se desconoce cuántos soldados y policías afganos murieron. El número se ha mantenido en secreto durante varios años por razones de seguridad. Pero en enero de 2019, el presidente afgano, Ashraf Ghani, declaró en la cumbre económica mundial en Davos que más de 45.000 efectivos de seguridad afganos habían perdido la vida desde que asumió el cargo en 2014.
Tampoco hay información confiable sobre el número de combatientes talibanes y otros extremistas muertos. Según los cálculos del Proyecto Costos de la Guerra de la Universidad Brown, en Rhode Island, y según los informes de los medios de comunicación actuales, más de 50.000 muertes parece ser una cifra realista.
Costo de la guerra
El Proyecto Costos de la Guerra, de la Universidad de Brown, ha evaluado que Estados Unidos gastó más de 2 billones de dólares en la guerra de Afganistán entre octubre de 2001 y abril de 2021.
Aproximadamente la mitad de esa suma, 933.000 millones de dólares estadounidenses, correspondió al Ejército estadounidense. Según la Casa Blanca, Estados Unidos invirtió 144.000 millones de dólares en la reconstrucción de Afganistán durante el mismo período. La mayor parte de esta suma, más de 88.000 millones de dólares estadounidenses, se destinó a fortalecer las fuerzas de seguridad afganas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores en Berlín informa que Alemania gastó más de 18.000 millones de euros en la misión de Afganistán entre 2002 y 2020. Según el Ministerio de Defensa, la Bundeswehr utilizó la mayor parte, unos 12.500 millones de euros.
¿Qué se logró?
Cuando comenzó la intervención en octubre de 2001, Afganistán era un país aislado y devastado donde se apedreaba a las mujeres y se ejecutaba a los opositores políticos. Solo tres países reconocieron al emirato fundamentalista de los talibanes: Pakistán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Hoy Afganistán es una República Islámica con una Constitución democrática y un gobierno electo reconocido internacionalmente. Las mujeres se sientan en el parlamento, y las niñas pueden ir a la escuela. “Hay un mayor conocimiento público de los derechos humanos, y el discurso sobre los derechos humanos es animado”, enfatizó Shaharzad Akbar en una entrevista con Deutsche Welle. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Afganistán considera que este es un logro enorme.