La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Mediterráneo Oriental estimó este jueves que se necesitan siete millones de dólares en los próximos seis meses para responder a la crisis sanitaria en los Territorios Palestinos, incluyendo la Franja de Gaza sometida a bombardeos israelíes.

En un “llamado de emergencia”, la oficina regional de la OMS indica que ese monto serviría para financiar el envío de equipamientos médicos esenciales en los territorios palestinos.

Desde que, hace casi dos semanas, empezó la escalada de violencia entre Israel y los palestinos, al menos 240 personas han muerto -palestinas en su gran mayoría- y otras miles resultaron heridas.

Según la OMS, es necesario enviar material quirúrgico de traumatología y contra el covid-19 a los Territorios Palestinos.

La organización recomienda además que se realicen “formaciones para el personal médico”, para que aprendan a gestionar el gran número de heridos. También se necesitan ayudas para el sector de la salud mental y el envío de personal especializado, según la OMS.

Desde hace diez días, en respuesta a los disparos de cohetes por parte del grupo islamista Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza, el ejército israelí está llevando a cabo una campaña de bombardeos en el enclave palestino, sometido a un bloqueo israelí. Asimismo, los enfrentamientos se han multiplicado en Cisjordania ocupada, entre jóvenes palestinos y las fuerzas israelíes.

La OMS subraya que “42 miembros del personal sanitario fueron heridos y 24 hospitales o centros de salud sufrieron daños”.

En Gaza, el único laboratorio que realiza tests de detección del covid-19 fue alcanzado el lunes por un bombardeo israelí.

Según el ministerio de Salud, a causa de los bombardeos, sus equipos no pueden efectuar el seguimiento de las personas enfermas de covid-19 ni tampoco proseguir con la campaña de vacunación.

Antes de la escalada militar, las autoridades de Gaza realizaban, de media, unos 1.600 test al covid-19 cada día. En el enclave se registraba una tasa de casos positivos de las más altas del mundo (28%) y las unidades de cuidados intensivos estaban desbordadas ante el importante número de enfermos.