Gaza e Israel vivieron hoy la séptima jornada de su peor escalada bélica desde 2014 con un casi constante intercambio de fuego entre las milicias y el Ejército israelí, sin que en la región trascendieran detalles oficiales de avances hacia una posible tregua que los EE.UU. y otros actores buscan impulsar.
Tras una madrugada de intensos bombardeos de represalia israelíes sobre Gaza y otra ráfaga de cohetes lanzados por las milicias hacia Tel Aviv y el centro del país, el grado de enfrentamientos fue relativamente menor durante el día, pero las alarmas antiaéreas no dejaron de sonar en localidades de Israel cercanas a Gaza, y el Ejército israelí siguió con ataques contra posiciones de Hamás.
A su vez, pese a la presencia de Hady Amr, enviado del presidente de EE.UU., Joe Biden, que busca contener la escalada, no se informó de progresos hacia un alto el fuego que acabe con una escalada que estalló el lunes y llevó de nuevo a la región a una fuerte crisis.
En Gaza, la cifra de muertos desde el inicio de las hostilidades ascendió hoy a al menos 197, incluidos 58 menores y 34 mujeres, y los heridos superan los 1.235, informó el Ministerio de Sanidad.
Entre los fallecidos, 42 civiles murieron de madrugada tras intensos bombardeos israelíes en el barrio de Rimal, donde hoy siguieron las tareas de rescate de decenas de personas que seguían atrapadas entre los escombros de cinco edificios destruidos.
En Israel, por su parte, hoy no hubo muertos. Hasta ahora, 10 personas fallecieron. De estas, ocho -entre ellas dos menores- murieron por impactos de cohetes, y dos tras caer cuando corrían a refugiarse. Casi 300 israelíes resultaron también heridos.
Netanyahu: La campaña “llevará tiempo”
Asimismo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, instó hoy a seguir con los ataques de represalia contra los grupos islamistas Hamás y Yihad Islámica, que lanzaron más de 3.100 cohetes desde inicios de la semana.
De estos, 450 fallaron y cayeron dentro del enclave, mientras que el sistema antiaéreo Cúpula de Hierro interceptó en torno a 1.210.
Según el Ejército israelí, se trata de la ola de disparos desde Gaza más intensa que el país sufre en su historia, con un porcentaje mayor que en las guerras de 2014, 2012 y 2008-09. Las fuerzas armadas también estiman que han matado a al menos 75 milicianos de Hamás y a “docenas” de Yihad Islámica en múltiples ataques.
“Nuestra campaña contra las organizaciones terroristas sigue con toda su fuerza”, aseguró hoy Netanyahu, que remarcó que Israel exige que Hamás pague “precios muy altos por su intolerable agresión”.
Según agregó, las fuerzas armadas “han realizado ataques contra más de 1.500 objetivos en los últimos días” para “restaurar la tranquilidad y la seguridad” de los israelíes. Además, advirtió que la campaña actual “todavía llevará tiempo”.
Más escombros en Gaza
La jornada estuvo marcada también por los crecientes rastros de destrucción en Gaza, donde los daños materiales y el paisaje de escombros de edificios parcial o totalmente demolidos es la tónica.
Los bombardeos “han destruido 76 edificios”, unas 725 viviendas “han sufrido daños importantes” y otras 4.134 “daños menores”, de acuerdo con datos de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Según concretó en un informe, escuelas, carreteras y otras infraestructuras también se han visto dañadas.
A su vez, la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) reportó que más de 38.000 personas se refugiaron en sus escuelas tras evacuar sus hogares por temor a ataques aéreos.
Egipto también decidió abrir este fin de semana el paso de Rafah, que conecta Gaza con el Sinaí egipcio, para trasladar a palestinos heridos a sus hospitales en ambulancia, mientras que España y países europeos intentan evacuar a palestinos con doble nacionalidad que viven en el enclave y pidieron obtener un permiso de salida.
ONU pide detener violencia sin unidad
La jornada de hoy también coincidió con una nueva reunión del Consejo de Seguridad para abordar la situación, donde la mayoría de potencias reclamaron un fin inmediato de las hostilidades, aunque el apoyo de EE.UU. a las tesis israelíes impidió consensuar un mensaje común que mostrara unidad.
El secretario general de la ONU, António Guterres, subrayó que la primera prioridad es que se detenga la violencia cuanto antes, pero por ahora los miembros del consejo no han logrado ponerse de acuerdo en una declaración conjunta.
Según fuentes diplomáticas, EE.UU. ha frenado textos propuestos por otros países, defendiendo que serían contraproducentes y que es mejor dar algo más de tiempo a la diplomacia.
Acusaciones cruzadas
Israel defendió ante la ONU su campaña de bombardeos en Gaza, asegurando que está tomando todas las medidas posibles para proteger a sus ciudadanos.
El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, responsabilizó al grupo islamista de las bajas civiles registradas en la Franja de Gaza, asegurando que mientras Israel usa bombas para proteger a sus niños, Hamás usa niños para proteger sus misiles.
Por su parte el ministro palestino de Exteriores, Riyad al Malki, denunció este domingo ante la ONU los ataques israelíes sobre Gaza y demandó a la comunidad internacional que los condene y tome medidas para detener esta “agresión” y para acabar con el “apartheid” creado por las autoridades israelíes.
“No hay palabras para describir los horrores que nuestra gente está sufriendo”, dijo Al Malki en una intervención por videoconferencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se reunió de urgencia para abordar la crisis en Oriente Medio.
El jefe de la diplomacia palestina destacó el alto número de víctimas civiles, incluidos muchos niños, que están dejando los bombardeos israelíes en Gaza y acusó al mundo de ser, de algún modo, cómplice.
Mañana, en su ronda de reuniones en Israel y los territorios palestinos, el enviado de Biden en la región buscará vías para calmar la situación con el presidente palestino, Mahmud Abás.
Aún así, este solo gobierna sobre partes de Cisjordania y no tiene control directo en Gaza, y su capacidad de intercesión desde el inicio de la escalada ha sido residual y no ha calmado las tensiones con Hamás. EE.UU. tampoco tiene contacto directo con el movimiento islamista, a quien considera una organización terrorista.
Ante todo, pese a que las gestiones para frenar la violencia continúan también con actores como Egipto, Jordania o la propia ONU, las perspectivas de una tregua por ahora no parecen inmediatas.