Europa y Estados Unidos están inmersos en una carrera contrarreloj para salvar el acuerdo nuclear iraní, amenazado por los avances de Teherán para dotarse de la capacidad de obtener la bomba atómica.
“El tiempo apremia”. Esta observación aparece como un tema recurrente desde la decisión de Teherán a principios de enero de dar un nuevo paso adelante en el enriquecimiento de uranio, en violación de sus compromisos y mientras se acerca un nuevo plazo importante para el futuro del acuerdo.
“Hay una cierta urgencia”, dijo el martes el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price. “Irán está en proceso de adquirir una capacidad nuclear”, advirtió por su parte el canciller francés Jean-Yves Le Drian.
El acuerdo nuclear de 2015 – en el que participan los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Reino Unido, China, Francia, Rusia y Estados Unidos, además de Alemania- pende ya de un hilo desde que los estadounidenses abandonaron el pacto en 2018 bajo la administración de Donald Trump.
El Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) tiene como objetivo impedir que Irán se dote armas nucleares, a cambio de levantar las sanciones internacionales que están asfixiando su economía.
Pero la República Islámica respondió al restablecimiento de las fuertes sanciones estadounidenses incumpliendo progresivamente su parte del trato.
Todas las miradas se dirigen ahora a la nueva administración estadounidense, que dice estar dispuesta a volver al acuerdo a condición de que Teherán ponga primero fin a todas sus violaciones.
Los iraníes, que piden lo opuesto (el levantamiento de las sanciones primero, seguido del fin de sus violaciones), siguen mientras tanto liberándose de sus obligaciones.
Acelerar el ritmo
Al reanudar su enriquecimiento de uranio al nivel del 20%, un umbral que ya puede tener fines militares y que sigue a la violación de otros puntos del acuerdo, Teherán está reduciendo peligrosamente el tiempo para adquirir el material necesario para fabricar un arma atómica.
Este periodo, que era de un año bajo los auspicios del PAIC, se ha reducido a unos pocos meses, menos de seis según fuentes israelíes, y apenas un poco más según otras fuentes.
Al multiplicar las violaciones, “los iraníes aceleran el ritmo para que se reanuden las negociaciones y se aflojen las sanciones porque están económicamente asfixiados”, afirma Benjamin Hautecouverture, experto de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS) de París.
El gobierno moderado y reformista del presidente Hasan Rohani, enfrentado a los conservadores del régimen, hostiles al acuerdo, también tiene una cita electoral importante con las elecciones presidenciales de junio.
Si los partidarios de la línea dura ganan, las posibilidades de volver a los términos de este pacto se reducirán, teme una fuente europea.
En lo inmediato, se trata de “hacer subir las apuestas para retomar las negociaciones en la mejor posición posible”, dijo una fuente del gobierno francés.
Conocimientos tecnológicos irreversibles
A medida que avanzan, los iraníes también adquieren conocimientos tecnológicos, algo irreversible que preocupa a los occidentales.
Una fecha importante será el próximo 21 de febrero, cuando los iraníes decidirán si restringen o no el acceso de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a sus instalaciones.
“Estaríamos entonces ante una forma de hechos consumados. Debemos detener esto antes de que sea demasiado grave”, afirma la fuente europea.
Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden tampoco puede dar la impresión de firmar un cheque en blanco a los iraníes. El Congreso sigue muy dividido sobre la vuelta al pacto.
Algunos congresistas preferirían seguir la línea de Donald Trump y obligar a Irán a negociar un acuerdo más amplio. Una petición que fue totalmente rechazada por Teherán.
En medio de este vaivén diplomático, los europeos pretenden desempeñar el papel de “facilitadores”. “Haré todo lo posible” para ayudar a retomar el diálogo, prometió el jueves el presidente francés Emmanuel Macron.