Seis meses después de formarse, el gobierno de coalición en Israel está ya a punto de estallar, con claras tensiones entre el primer ministro Benjamin Netanyahu y su ministro de Defensa, Benny Gantz, que podrían conducir a disolver el ejecutivo.

Aquel gobierno de coalición fue un matrimonio forzado: en la pasada primavera boreal, al cabo de tres elecciones legislativas que no condujeron a ninguna mayoría, Netanyahu, jefe de gobierno más perenne de la historia del país, y su rival, el exjefe del ejército Benny Gantz, convinieron en formar un ejecutivo de unión.

El objetivo era poner fin a la más larga crisis política de la historia israelí y garantizarle al país un ejecutivo capaz de luchar contra la pandemia del covid-19.

Según el pacto, que preveía una repartición equitativa de carteras ministeriales, Netanyahu se desempeñaría como primer ministro durante la primera mitad del acuerdo de tres años, y Gantz asumiría el cargo en noviembre de 2021.

Estado sin presupuesto

Pero seis meses después, el matrimonio se acerca al divorcio…

En una alocución el martes por la noche, Gantz dijo que su partido de centro-derecha Azul y Blanco votará a favor de un proyecto de ley de la oposición para disolver el Parlamento, una medida que podría forzar una cuarta elección en menos de dos años.

“Él (Netanyahu) se concentra en su propia supervivencia política, es lo único que dicta sus decisiones”, declaró Gantz, que exhortó a Netanyahu a “votar el presupuesto para que los ciudadanos de Israel no tengan que volver a las urnas en marzo”.

Desde hace meses, los dos hombres se oponen sobre el presupuesto de 2020, que no ha sido adoptado, y sobre el de 2021, año en el que Gantz debería reemplazar a Netanyahu.

Si no hay acuerdo de aquí al 23 de diciembre, la Knéset se disolverá y se convocarán nuevas elecciones tres meses más tarde, en marzo de 2021.

Pero el martes por la noche, Gantz no esperó a esta fecha fatídica para expresar sus disensiones con Netanyahu, y llamó a votar desde el miércoles -de forma preliminar- a favor de la disolución del Parlamento.

Para la prensa israelí, esta maniobra tiene como efecto hacer presión sobre Netanyahu para que adopte el presupuesto, y al mismo tiempo lanzar la campaña de Gantz en caso de nuevas elecciones.

Estos últimos meses, Netanyahu -que debe comparecer a principios de año en su proceso por “corrupción”- se ha dedicado a normalizar las relaciones del Estado hebreo y algunos países árabes.

Aunque Gantz apoya los acuerdos de normalización con Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Sudán, parece haber sido descartado en la toma de ciertas decisiones, como la visita secreta de Netanyahu la semana pasada a Arabia Saudita, según la prensa local.

Además, este acercamiento con países árabes, parece disgustar a parte de la oposición, en particular a la Lista Árabe Unida, de los partidos árabes israelíes.

Estas últimas semanas, una facción islamista (cuatro diputados de los 120 de la Knéset) de esta lista ahora desunida, iniciaron un diálogo con Netanyahu.

Estos diputados dicen inclinarse hacia el primer ministro y aseguran que no van a votar a favor de la disolución del Parlamento, lo que podría favorecer a Netanyahu en una votación que se anuncia muy incierta.