Al menos 14 personas murieron en la ciudad afgana de Bamiyan (centro) el martes al estallar dos bombas, informaron fuentes oficiales.
“Dos bombas colocadas en la entrada de un mercado estallaron, matando a 13 civiles y un agente de circulación, e hiriendo a 45 personas”, declaró Tareq Arian, portavoz del ministerio de Interior.
“Estamos investigando las mortíferas explosiones en Bamiyán”, señaló, añadiendo que “se trata de un crimen imperdonable”.
El jefe de la policía local, Zabardast Safi, confirmó el balance y precisó que todas las víctimas eran civiles.
Según el corresponsal del Washington Post en la zona, Sharif Hassan, los ataques ocurrieron en la que es considerada una de las zonas más seguras del país, siendo el primer ataque importante en la capital provincial en cerca de dos décadas.
Hasta ahora ningún grupo reivindicó ambas explosiones, en tanto los talibanes negaron toda responsabilidad, constata la Agence France-Presse.
En 2001, los talibanes hicieron volar en añicos las gigantescas y centenarias estatuas de Buda talladas en los acantilados de Bamiyán, que hasta ahora se había mantenido relativamente al margen del conflicto.
Bamiyán es un destino turístico muy popular puesto que posee una red de antiguas cuevas que albergan templos, monasterios y pinturas budistas.
Esta provincia está en parte poblada por la pequeña comunidad Hazara. La minoría, sobre todo chiita, con frecuencia ha sido blanco de grupos extremistas como el Estado Islámico (EI), y también de los talibanes en los años 1990.
En las ciudades, entre ellas Kabul, los hazaras han sufrido reiterados ataques en sus barrios, incluido un brutal atentado perpetrado en la capital a plena luz del día en mayo contra la sala de maternidad de un hospital que provocó la muerte de varias mujeres.