El Tribunal Especial para el Líbano (TSL) declaró culpable el martes a Salim Ayyash, presunto miembro del Hezbolá, por el asesinato en 2005 del ex primer ministro libanés Rafic Hariri, y absolvió a otros tres encausados, tras seis años de juicio.

“La cámara de primera instancia declara a Ayyash culpable más allá de cualquier duda razonable, como coautor del homicidio intencionado de Rafic Hariri”, declaró el juez presidente, David Re, según lo recogió Agence France-Presse. Otros tres sospechosos, Hassan Habib Merhi, Hussein Oneissi y Assad Sabra, fueron declarados “no culpables”.

El tribunal juzga el ataque en el que murieron Hariri y otras 21 personas el 14 de febrero de 2005 y en el que hubo también 231 heridos. Los cuatro sospechosos son Salim Jamil Ayyash, Hassan Habib Merhi, Hussein Hassan Oneissi y Assad Hassan Sabra, todos responsables “secundarios” que supuestamente ayudaron a organizar y preparar los atentados, aunque ninguno estaba en la cadena de mando y no hay nadie acusado de ser el autor intelectual.

Sin pruebas contra Siria o Hezbolá

El Tribunal Especial para el Líbano aseguró que “no recibió ninguna prueba de la participación directa” del Gobierno de Siria o de algún dirigente del grupo chií libanés Hezbulá en el atentado terrorista, constató la Deutsche Welle.

Hariri, quien aspiraba entonces a recuperar el cargo, había endurecido el tono contra la ocupación siria del Líbano y se había puesto a la cabeza del bando político que reclamaba la partida de las tropas de Damasco después de tres décadas de ocupación.

El juez presidente de la sala, David Re, dijo que “Siria y Hezbolá pueden haber tenido motivaciones” políticas en la muerte del exprimer ministro pero que, desde que la Corte abrió sus puertas en 2009, no recibió ninguna evidencia que pruebe su participación.

Un joven palestino de 22 años se presentó tras el atentado, en un mensaje de vídeo grabado, como Ahmad Abu Adass, y explicó que se había inmolado en un camión que contenía al menos una tonelada de explosivos en el centro de Beirut. Lo hizo, dijo, en nombre de una organización fundamentalista denominada “Victoria y Yihad en la Gran Siria”, totalmente desconocida.

Salim Ayyash, según el tribunal, tenía “uno de los seis teléfonos móviles utilizados por el equipo organizador del asesinato” y, además, considera probada su pertenencia a Hizbolá. Aunque no se ha demostrado que cumplieran órdenes de los jefes de la organización, los otros tres acusados también serían miembros de esta milicia y realizaron por teléfono una falsa reivindicación del asesinato momentos después de producirse, por lo que tenían que tener conocimiento de que se estaba produciendo el atentado.