El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, llegó este miércoles a Jerusalén para hablar del proyecto de anexión israelí de parte de la Cisjordania ocupada, en su primer viaje al extranjero en casi dos meses.
Además de abordar este tema se espera que Pompeo hable de Irán, el enemigo número uno de Israel, que se sospecha que ha aumentado los ataques contra posiciones iraníes en la vecina Siria durante las últimas semanas.
El secretario de Estado aterrizó por la mañana en el aeropuerto David Ben Gurion, cerca de Tel Aviv, y mantendrá reuniones por separado con el primer ministro Benjamin Netanyahu y su exrival electoral, el ex jefe de las fuerzas armadas Benny Gantz, quienes han formado un gobierno de coalición que será investido el jueves.
Por razones sanitarias, Pompeo no se reunirá con el embajador estadounidense David Friedman, que tiene “síntomas respiratorios” aunque el test del nuevo coronavirus dio negativo, precisó el miércoles a la AFP un portavoz de la embajada de Estados Unidos.
Después de 17 meses de una crisis política con sobresaltos y tres elecciones, el gobierno de Netanyahu y Gantz prestará juramento el jueves ante la Knesset, el parlamento israelí, en Jerusalén.
El acuerdo de reparto de poder prevé la presentación a partir del 1 de julio de una estrategia para aplicar el proyecto estadounidense, presentado en enero en Washington por el presidente estadounidense Donald Trump con el objetivo de desbloquear el conflicto israelo-palestino.
El plan estadounidense prevé convertir a Jerusalén en la capital “indivisible” del “Estado judío” de Israel y la anexión del valle del Jordán y de las más de 130 colonias israelíes en la Cisjordania ocupada. También contempla la creación de un Estado palestino en un territorio pequeño.
Amenaza para la paz
¿Qué hacer con este plan rechazado por los palestinos?
“La decisión será tomada por Israel y quiero saber lo que el nuevo gobierno piensa sobre este tema”, declaró Pompeo en una entrevista con el diario Israel Hayom difundida el martes, antes de su primer viaje al extranjero desde el 23 de marzo, debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
“Estados Unidos es parte interesada en este plan”, reaccionó el jefe de los negociadores palestinos Saeb Erakat, quien afirmó a la AFP que Washington no los contactó para preparar esta visita.
“En nuestras diversas conversaciones, los dirigentes internacionales nos han dejado claro que la anexión representa una amenaza no solo para la paz en Oriente Medio sino para todo el sistema internacional”, agregó.
En la última década, bajo el mandato de Netanyahu, la población de las colonias israelíes ha aumentado un 50% hasta superar las 450.000 personas en Cisjordania, donde también viven más de 2,7 millones de palestinos, con los que la relación suele ser tensa.
La víspera de la llegada de Pompeo, un soldado israelí murió por una piedra lanzada por un palestino en una aldea del norte de Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967. La unidad del militar realizaba una redada en la zona, según fuentes castrenses.
Netanyahu ha prometido aplicar la “soberanía” de Israel sobre las colonias y el valle del Jordán, una franja de tierra que se extiende a lo largo de casi el 30% de Cisjordania. Tiene por delante un margen estratégico de unos cuatro meses, entre el 1 de julio y las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en noviembre.
Pese a que Pompeo asegura que será una decisión únicamente israelí, es “engañoso” porque “la administración de Trump quiere realmente que la anexión se materialice”, insiste Daniel Shapiro, embajador de Estados Unidos en Israel bajo el mandato del expresidente Barack Obama.
¿Devolver la grandeza a Israel?
Cuando faltan unos meses para las elecciones presidenciales estadounidenses, las colonias también son un tema de política interna en Estados Unidos, donde los movimientos evangélicos, partidarios de los republicanos de Donald Trump, defienden el proyecto de un “gran Israel” que incluya territorios de Cisjordania.
“A la administración Trump le preocupan probablemente poco las delimitaciones específicas, pero quiere un logro (…) para presentárselo a la base evangélica de Trump y a los votantes judíos de derecha, con el fin de galvanizarlos para las elecciones de noviembre”, declaró Shapiro a la AFP.
En Israel, las encuestas sugieren un apoyo elevado a la anexión entre los votantes de derecha, pero no entre los del centro y la izquierda, unas orientaciones políticas representadas en el gobierno de unión por Benny Gantz, entre otros, quien expresó dudas sobre una rápida anexión.
En este contexto, los analistas israelíes prevén que las medidas del gobierno de unión sean limitadas, como la anexión de asentamientos cercanos a Jerusalén, a no ser que, según Shapiro, espere a saber quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Por ahora la prensa israelí se hace una pregunta que nada tiene que ver con las colonias: ¿Mike Pompeo se pondrá una mascarilla para hablar con Gantz y con Netanyahu?