Un ataque con drones reivindicado por rebeldes yemeníes provocó incendios este sábado en dos instalaciones petroleras de Aramco en el este del reino de Arabia Saudita, la tercera acción en cinco meses contra la empresa.
Los rebeldes yemeníes hutíes, apoyados por Irán, reivindicaron estos ataques, que a su vez apoya militarmente a las fuerzas progubernamentales de Yemen en su lucha contra los insurgentes.
La televisión de los hutíes, Al Masira, habló de una “operación de envergadura contra refinerías en Abqaiq y Jurais” en el este del reino saudita.
Arabia Saudita “quiere y puede” responder a la “agresión terrorista”, aseguró el príncipe heredero saudita Mohamed bin Salmán al presidente estadounidense Donald Trump en conversación telefónica.
Los dos incendios fueron controlados, según el ministerio de Interior saudita.
Arabia Saudita es el primer exportador mundial de petróleo.
Las autoridades sauditas reforzaron la seguridad en torno a los dos sitios atacados e impiden a los periodistas acercarse a ellos.
El sitio de Abqaiq, a 60 km al sudoeste de Dahran, principal sede del gigante petrolero, alberga la mayor planta de tratamiento de petróleo de Aramco, según su sitio internet.
Jurais, a 250 km de Dahran, es uno de los principales campos petroleros de la empresa pública.
El emisario de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, se declaró “extremadamente preocupado por los ataques” y por la “reciente escalada militar”.
Además, llamó a “todas las partes a la moderación” y a “evitar poner en peligro el proceso de negociaciones de Naciones Unidas” en Yemen.
El ataque fue condenado por Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Kuwait y Egipto.