El año 2018 fue el menos mortífero en Siria desde el inicio de la guerra en marzo de 2011, anunció este lunes el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que contabilizó casi 20.000 muertos en los últimos doce meses.
“En 2018 registramos el balance anual de muertos más bajo” desde que comenzó la guerra, precisó a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, que dio cuenta de 19.666 muertos.
Entre estas víctimas mortales figuran 6.349 civiles, de los cuales 1.437 son niños, según el OSDH que dispone de una amplia red de fuentes a través de Siria.
El año 2018 también fue el año en que el presidente Bashar al Asad reconquistó varios feudos rebeldes y yihadistas, gracias al poyo militar de sus dos aliados incondicionales, Irán y Rusia. Hoy por hoy controlan cerca de dos tercios de Siria, según el OSDH.
El conflicto sirio dejó más de 33.000 personas en 2017, recordó el Observatorio, mientras que el año 2014 sigue siendo el más mortífero, con más de 76.000 muertos.
El conflicto empezó en marzo de 2011 cuando el régimen reprimió una serie de manifestaciones pacíficas que pedían reformas democráticas, en medio del movimiento social en la región conocido como la Primavera Árabe. Los opositores al presidente Bashar al Asad tomaron las armas.
Pero la guerra se fue convirtiendo en un asunto más complejo con los años, cuando se implicaron potencias extranjeras y grupos yihadistas en un territorio profundamente fragmentado.
El conflicto ha dejado más de 360.000 muertos desde 2011, y ha obligado a partir al exilio a millones de sirios.