Al menos 52 palestinos murieron este lunes en la Franja de Gaza por disparos de soldados israelíes en la frontera, donde decenas de miles de personas se manifiestan contra el traslado a Jerusalén de la embajada estadounidense en Israel que será inaugurada este lunes.
Los palestinos, que manifiestan desde el 30 de marzo en la frontera de la Franja de Gaza con Israel en la llamada “marcha del retorno”, sumaron este lunes su oposición a la apertura de la embajada estadounidense en Jerusalén, ciudad en donde quieren instalar la capital del Estado al que aspiran.
En total, desde el 30 de marzo murieron al menos 91 palestinos.
La Autoridad Palestina acusó a Israel de cometer una “horrible masacre” en la frontera de la Franja de Gaza con ese país y pidió “una intervención internacional inmediata para frenar la horrible masacre en Gaza cometida por las fuerzas israelíes de ocupación”.
Estados Unidos comparte la responsabilidad de la “masacre” de este lunes, denunció por su parte el portavoz del gobierno turco.
Se trata de la jornada más mortífera del conflicto israelo-palestino desde la guerra de 2014 en el enclave.
Miles de personas se manifiestan desde este lunes de mañana en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel. Los soldados israelíes abrieron fuego cuando los manifestantes se acercaron a la valla fronteriza.
De cara a esta jornada, el ejército israelí casi duplicó sus efectivos en torno al enclave y en Cisjordania, un territorio palestino ocupado por Israel, donde se anunciaron concentraciones, en principio de menor amplitud.
Estados Unidos tiene previsto inaugurar su embajada en Israel que trasladó de Tel Aviv a Jerusalén a las 16:00 locales (09:00 de Chile), con centenares de dignatarios de los dos países, entre los que estarán Ivanka Trump y Jared Kushner, la hija y el yerno, también asesor del presidente estadounidensa Donald Trump que cumple con este acto una de sus promesas de campaña más controvertidas.
La decisión, denunciada y criticada por la casi totalidad de la comunidad internacional, rompe con décadas de diplomacia estadounidense y de consenso internacional.
Jerusalén, ‘fuera del tablero’
Los israelíes ven en la decisión estadounidense el reconocimiento de una realidad histórica de 3.000 años para el pueblo judío. Esta coincide con el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel, en pleno entusiasmo nacionalista y fervor proestadounidense.
“Jerusalén seguirá siendo la capital de Israel sea cual sea el acuerdo de paz que imaginen”, afirmó el domingo el primer ministro, Benjamin Netanyahu, durante una recepción frente a Ivanka Trump y Jared Kushner.
Pero la iniciativa unilateral estadounidense causó un enorme disgusto entre los palestinos, que la consideran el resultado del posicionamiento a ultranza adoptado por el presidente Trump a favor de los israelíes desde que asumió el cargo, en 2017. Según ellos, el traslado supone la negación de sus reivindicaciones sobre Jerusalén.
Israel se apoderó de Jerusalén Este en 1967 y la anexionó. Todo Jerusalén es su capital “eterna” e “indivisible”, afirma. Los palestinos, por su parte, quieren hacer de Jerusalén Este la capital del Estado al que aspiran.
Además, la religión agrava la sensibilidad del asunto, pues Jerusalén es una ciudad santa para musulmanes, judíos y cristianos.
Trump prometió que mediará entre israelíes y palestinos en un eventual acuerdo diplomático “último”. Al anunciar el 6 de diciembre que reconocía Jerusalén como capital de Israel, quiso favorecer la búsqueda de una paz elusiva, “sacando a Jerusalén del tablero”, afirma.
Para la comunidad internacional, Jerusalén Este sigue siendo un territorio ocupado por lo que las embajadas no deberían instalarse en la ciudad hasta que el estatus de la misma no quede zanjado por una negociación entre ambas partes.
‘Amigo de Sion’
De los 193 países de la Asamblea General de la ONU, 128 condenaron la decisión de Estados Unidos, incluyendo aliados de ese país, como Francia y Reino Unido. La votación provocó la ira de Washington y amenazas de retorsión por parte de su embajadora ante la ONU, Nikki Haley.
Pero, desde entonces, la indignación parece haber disminuido. Jerusalén se ha llenado de banderas israelíes y estadounidenses y de carteles que rezan “Trump make Israel great again” (Trump hace que Israel vuelva a ser grande) o “Trump is a friend of Zion” (Trump, amigo de Sion).
Sin embargo, los palestinos consideran que la fecha elegida es una “provocación”, 24 horas antes de las conmemoraciones de la “Nakba”, la “catástrofe” que constituyó la creación de Israel para cientos de miles de palestinos, forzados a huir de sus hogares en 1948.
De momento, sólo Guatemala y Paraguay se han comprometido a imitar a Estados Unidos y trasladar su embajada.