La ONU, Israel, EEUU y la UE condenaron este miércoles las declaraciones del presidente palestino Mahmud Abas, realizadas el lunes, calificándolas de “antisemitas”.

El mismo afirmó que fue “la función social” de los judíos, y no el antisemitismo, lo que provocó las masacres que sufrieron a lo largo de los siglos.

Abas, ya acusado en el pasado de antisemitismo por Israel, sugirió el lunes de tarde que las matanzas realizadas contra los judíos de Europa en el curso de la Historia se debieron menos al antisemitismo que a su rol en la sociedad, en particular en el sector bancario.

Estas declaraciones tocaron un punto muy sensible en Israel. Las reacciones fueron muy fuertes en momentos en que las relaciones entre el gobierno israelí y la dirección palestina se han deteriorado profundamente. El intercambio de ofensas a distancia es muy frecuente.

“Aparentemente, un negacionista continúa siendo un negacionista”, tuiteó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. “Es hora de que desaparezca”, añadió.

Para el embajador estadounidense en Israel, David Friedman, de origen judío, Abas ha “caído más bajo que nunca”.

Las declaraciones ofensivas las hizo el lunes ante el parlamento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en presencia de periodistas, en Ramala, en Cisjordania, ocupada por Israel desde hace más de medio siglo.

“Desde el siglo XI hasta el Holocausto que tuvo lugar en Alemania, los judíos que vivían en Europa occidental y oriental sufrieron matanzas cada 10 o 15 años. Ellos (los judíos) dicen: ‘porque somos judíos"”, dijo Abas, de 82 años, en un largo discurso de hora y media de duración, como acostumbra a hacer.

Citó “tres libros” escritos por judíos como prueba, según él, de que “la hostilidad contra los judíos no se debe a su religión, sino más bien a su función social”, afirmando que se refería a “sus funciones sociales relacionadas con los bancos e (préstamos con) intereses”.

“Alarmantes”

Abas volvió a negar el vínculo milenario de los judíos con “la tierra de Israel” y presentó la creación de Israel hace 70 años como un proyecto “colonial”, alentado por los europeos para hacer partir a los judíos

“El antisemitismo de Abu Mazen no tiene nada que envidiarle al de Goebbels”, el ministro de Propaganda de Adolf Hitler, escribió en Facebook al ministro de Seguridad Interior israelí, Guilad Erdan, utilizando el sobrenombre Abas.

El enviado estadounidense para Medio Oriente, Jason Greenblatt, que también es de origen judío, calificó las palabras de Abas como “muy alarmantes y terriblemente desalentadoras”.

“Quien crea que es debido a Israel que no tenemos la paz, haría bien en pensarlo dos veces”, dijo Friedman, en tanto el proceso de paz entre Israel y palestinos está en punto muerto desde 2014.

La Unión Europea (UE) y la ONU fustigaron unas “declaraciones inaceptables sobre los orígenes del Holocausto y la legitimidad de Israel”. La UE se manifestó decidida a combatir “todo intento de avalar, justificar o banalizar groseramente al Holocausto”.

El enviado de la ONU para coordinar el proceso de paz en Oriente Medio, el búlgaro Nikolay Mladenov, por su parte rechazó las “teorías del complot”.

En una primera reacción palestina a estas acusaciones, el alto responsable Saeb Erakat, se dijo “shockeado” por lo que calificó de “ataque orquestado por Israel en el mundo para acusar al presidente Abas de antisemitismo”.

Abas “ha manifestado varias veces que respeta a la fe judía y que nuestro problema es con quienes ocupan nuestra tierra”, añadió en un comunicado.

En junio de 2016, Abas rechazó cualquier antisemitismo cuando dijo ante el Parlamento europeo que algunos rabinos habían pedido al gobierno israelí “envenenar el agua” para matar a los palestinos. Esto fue considerado una versión moderna de las acusaciones medioevales contra los judíos.

Abas dijo haber malinterpretado informaciones de prensa. “Palestina es la cuna de tres religiones monoteístas y rechazamos los ataques contra todas las religiones”, explicó.

Pero, las perspectivas de un arreglo entre las partes parece lejana. Abas y Netanyahu no han tenido una entrevista sustancial directa sobre la paz desde 2010.

Además, Abas suspendió las relaciones con funcionarios estadounidenses tras la decisión de Donald Trump de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, reconociéndola así como capital israelí.