Francia detiene a la extrema derecha, pero deja la estabilidad en la Asamblea Nacional en la cuerda floja. La segunda vuelta electoral en el país galo presentó datos sorpresivos tras los resultados de la primera vuelta, que daban una ventaja a la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN) por encima de la izquierda y la coalición presidencial y que incluso vaticinaban la obtención de una mayoría absoluta en la Cámara Baja del Poder Legislativo francés a los ultras.
Sin embargo, una jornada electoral con una participación histórica del más del 60% del electorado, la más alta desde 1981, dio la vuelta a todos los pronósticos.
Con los 577 escaños de la Cámara Baja ya asignados en Francia, el izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP), integrado por socialistas, comunistas, ecologistas y la más radical La Francia Insumisa (LFI), quedó en primer lugar con 182 escaños, más otros 13 independientes de izquierda, según los datos oficiales del Ministerio del Interior.
De acuerdo a los datos oficiales confirmados, el bloque macronista, formado por tres partidos, perdió su mayoría al quedarse con 168 diputados, con una caída representativa ante los 250 que tenía, pero mucho menos pronunciada de lo que vaticinaba la primera vuelta.
El tercer puesto es para la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que partía como gran favorita tras su victoria en la primera vuelta y los pronósticos de los sondeos publicados hasta el viernes, pero que se quedó finalmente en 143 escaños.
El conservador Los Republicanos (LR) se mantiene, a pesar de algunas deserciones hacia el RN, y logró 45 diputados, a los que podría añadir otros 15 independientes de derechas.
La arriesgada apuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, por adelantar los comicios legislativos después de la victoria de la extrema derecha y el escandaloso desempeño de su coalición en las elecciones europeas del 9 de junio, parece haber funcionado, a medias.
El llamado “cordón sanitario” impuesto por la izquierda y los moderados macronistas logró efectivamente detener el momentum de RN, que quedó rezagado al tercer lugar sin opciones de conformar gobierno, pero la ciudadanía francesa no volvió a depositar su confianza en la coalición macronista, favor que tanto buscó el presidente con su retórica alarmista de no dejar a “los extremos” -de ambos lados del espectro político- llegar al poder.
Los resultados estimados de la segunda vuelta electoral dejan como principal fuerza parlamentaria a la izquierda opositora, que ya ha avisado que excluirá a la agrupación presidencial de su Gobierno, por lo que Francia tendrá que experimentar una Administración marcada por la cohabitación, lo que representa un gran obstáculo para que el presidente Macron siga implementando su plan de gobierno por los tres años que restan de su mandato.
De igual manera, la derecha tradicional de Los Republicanos, que logró 45 diputados, a los que podría añadir otros 15 independientes de derecha, ha descartado sumarse a la izquierda para formar coalición, actitud adoptada por el líder de Horizontes, representación parte de la coalición presidencial del ex jefe del Gobierno macronista Edouard Philippe, que ha llamado a la formación de un “gobierno provisional que permita gestionar el país”.
Ante la muy posible ausencia de una mayoría absoluta de cualquiera de los tres bloques mayoritarios, el saldo de la jornada francesa tiene varias lecturas posibles. France 24 desglosó las claves para entender en profundidad los resultados de las elecciones legislativas francesas de 2024.
“No pasaron”: la izquierda bloquea el ascenso de RN
El lapso de una semana entre la primera y la segunda vuelta electoral francesa estuvo marcado por la resaca del pasado 30 de junio, donde la ultraderecha de RN sacó una ventaja considerable en la primera jornada de los comicios franceses, capitalizando un impulso originado en las elecciones europeas que, al momento, parecía imparable.
Los análisis previos predecían, casi con certeza, que la extrema derecha iba a repetir su victoria en el balotaje, llegando a plantear un escenario donde RN obtendría más de 300 asientos en la Asamblea Nacional y augurando que Jordan Bardella, presidente de RN, se convertiría en el nuevo primer ministro francés. La victoria de la extrema derecha estaba “sellada”, solo era cuestión de tiempo, con la única duda de cuánto iba a ser el margen del triunfo.
Pero este 7 de julio, el electorado francés dio un revés histórico a las predicciones políticas. El Nuevo Frente Popular, coalición progresista conformada solo días después del anuncio presidencial sobre el adelanto de los comicios legislativos y nacida en el seno de un abanico de personalidades políticas constantemente enfrentadas públicamente, aunque unidas ante la premura del ascenso ultra, consiguió lo que se veía casi imposible: detener la entrada de RN al poder.
“Agrupación Nacional está lejos de tener la mayoría absoluta que decían tener hace una semana. Para muchos es un descanso, un alivio. Con esta votación una mayoría eligió algo diferente para el país”, señaló Jean-Luc Mélenchon, líder del partido izquierdista La Francia Insumisa, tras conocer las estimaciones que ponían al Nuevo Frente Popular a la cabeza del Parlamento.
Con esa consigna, los miembros de La Francia Insumisa, el Partido Socialista, los comunistas y los ecologistas limaron sus asperezas para ir en contra de un enemigo común, al que finalmente lograron enterrar hasta el tercer lugar y condenar a una irrelevancia política al estar separados del posible grupo que va a formar gobierno en el país. ¿Cómo entender este cambio radical?
Charlotte de Beauvoir, profesora de periodismo en la Universidad de los Andes en Colombia, analizó la remontada electoral de la izquierda junto con France 24, afirmando que, más que un cambio en las dinámicas propias de la izquierda en estas últimas semanas, los resultados estuvieron marcados por una efectividad en la retórica del llamado “Frente Republicano”.
“Hemos hablado de lo que en Francia se llama el Frente Republicano, que son unos llamados de los partidos más tradicionales a hacer el bloqueo a la extrema derecha. Y para eso, se retiran unos candidatos con la esperanza de que sus votos vayan para el candidato que está en contra de los de la extrema derecha”, expresó de Beauvoir.
Como en 2017 y 2022, cuando Macron invocó al voto de la izquierda en contra de la extrema derecha, el bloqueo de dicho frente funcionó, aunque ahora el beneficiado principal fue otro. En los llamados macronistas durante las presidenciales, era la izquierda la que orbitaba alrededor de la propuesta centrista para evitar a RN, ahora, los papeles se invirtieron, con el Nuevo Frente Popular siendo el protagonista y principal beneficiario de los esfuerzos.
Otros análisis indican que un gran factor para que la izquierda le pudiera dar la vuelta electoral a la extrema derecha fue la propia voluntad de los votantes indecisos. Algunos se habrían decantado por RN en la primera vuelta como un sufragio de castigo a Macron, pero, al ver la posibilidad real de que la extrema derecha gobernara, recularon.
“El frente republicano funcionó, al parecer. También podemos imaginar que, a la hora de votar y ver la posibilidad de tener a la Agrupación Nacional en el poder, algunas personas se retractaron”, añadió Margot Loizillon, periodista de France 24 en París.
Loizillon también atribuye una parte de la victoria al surgimiento de personalidades moderadas y conciliadoras dentro del Nuevo Frente Popular, como la secretaría general de los ecologistas, Marine Tondelier, que se ganó la simpatía de una parte del electorado después de que Bardella se negará a debatir contra ella antes de la segunda vuelta electoral, en un intento de rebajar su importancia para la izquierda, pero con un efecto totalmente contrario. Tondelier es una de las posibles candidatas a ser primera ministra para el Nuevo Frente Popular.
El fracaso inesperado de la extrema derecha
Una victoria no puede entenderse sin el contraste de la dolorosa derrota. Con todos los pronósticos a su favor, RN no consiguió llenar las expectativas en su desempeño durante la segunda vuelta electoral, cayendo desde el primer lugar que había ganado el pasado 30 de junio, hasta la tercera plaza en los principales bloques que formarán la próxima Asamblea Nacional.
El rumbo imparable de la extrema derecha rumbo a las elecciones legislativas, al final, no fue imparable.
El ‘cordón sanitario’ impulsado desde la izquierda y el centro logró unir a todos aquellos votantes que no querían ver a Jordan Bardella como su próximo primer ministro, además de que el Nuevo Frente Popular habría conseguido convencer a las clases populares en las urbes, donde algunos sectores se habrían dejado seducir por el discurso ‘antiestablishment’ de RN en un primer momento.
“Francia merecía más que la alternativa entre neoliberalismo y fascismo”, sentenció el secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure.
Además, la periodista de France 24 en París también agrega que, ante la falta de personalidades destacables dentro de RN, la dirección de ese partido decidió atraer figuras altamente problemáticas a sus filas para contender en las elecciones legislativas, lo que, a la larga, provocó que ciertos escándalos subieran a la luz en la última semana, mismos que habrían provocado que los votantes que no estaban totalmente convencidos de la ‘desdiabolización’ de RN se convencieran de lo contrario.
Apenas el 2 de julio, el partido ultra anunció la renuncia de Ludivine Daoudi, candidata a diputada por la provincia de Calvados, después de que saliera a la luz una foto de ella portando un sombrero Nazi.
Dentro de todo, la dirigencia de RN se mantiene optimista. En una alocución con medios locales tras la difusión de los estimaciones, Marine Le Pen expresó que no se desanimaría por no haber llegado al poder en esta ocasión, avisando que su victoria “solamente se había retrasado”, mientras que Bardella calificó los resultados como “el mayor éxito” en la historia de la agrupación ultraderechista.
“Agrupación Nacional ha logrado hoy el mayor éxito de su historia. Desafortunadamente, los acuerdos peligrosos armados por el presidente Macron y Attal impiden una política de recuperación”, mencionó el presidente de RN en su discurso tras las estimaciones de la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias anticipadas francesas.
La coalición macronista sobrevive y sale de terapia intensiva
Fuera de la izquierda, hubo otro actor que materializó otra de las grandes sorpresas de la noche, aunque los resultados no fueron los ideales para su coalición. Juntos por la República, parte de la antigua mayoría presidencial, logró revertir los penosos resultados de la primera vuelta electoral, que lo situaron en primer momento como una tercera fuerza política sumamente mermada y hasta al borde de la extinción.
Sin embargo, y aunque no fueron los grandes beneficiados del ‘cordón sanitario’, la coalición macronista logró mantener su relevancia política gracias, en parte, a la inercia del Frente Republicano, tras la red de cooperación con el Nuevo Frente Popular, que se comprometió a retirar a sus candidatos de la segunda vuelta que estuvieran en tercer lugar. Una movida que otorgó un segundo aire vital para los centristas.
Además, un punto esencial en esta última semana fue la repentina ausencia de Emmanuel Macron en los medios de comunicación. Ya en la primera vuelta, algunos analistas afirmaban que la baja popularidad macronista estaba mermando las opciones de victoria en algunos candidatos centristas de Juntos por la República, que abogaban cada vez más por desligarse de la sombra presidencial
“Podemos notar que esta semana hubo un silencio de Emmanuel Macron que, quizás, fue muy benéfico al sector presidencial. Además, la presencia de Gabriel Attal para intentar sostener a Juntos, ha permitido salvar algo de esta agrupación”, sostuvo Loizillon.
Aunque la coalición presidencial parece haberse salvado del desastre, se encuentran lejos de estar en la posición ideal. Aunque fue su ‘aliado’ contra la extrema derecha, el Nuevo Frente Popular ha desestimado una posible alianza con la coalición presidencial, llegando a descartar completamente la posibilidad de querer aliarse al programa macronista, que tanto se ha criticado desde la izquierda, y apelando a que el progresismo puede gobernar sin ayuda.
La extrema derecha, resignada, también se ha mostrado reacia a cooperar con el macronismo, que ha criticado en demasía, teniendo una plataforma política precisamente contraria al proyecto presidencial y con un Bardella que solo estaba dispuesto a asumir como primer ministro si su partido lograba la mayoría absoluta.
Juntos por la República, aunque sea ahora la segunda fuerza política en la Asamblea Nacional, parece aislada de posibles alianzas para entrar en la formación de gobierno.
Ni la izquierda, ni la derecha, quieren ligarse con el proyecto presidencial, ni verse afectados por su bajo índice de aprobación popular, y la única certeza que existe es que Macron verá obstaculizada cada iniciativa que proponga a la cámara baja.
“En definitiva, la arriesgada apuesta de Emmanuel Macron no ha producido una mayoría parlamentaria clara. Ahora se encuentra en la misma situación que antes, en la que su partido no tiene respaldo para sacar adelante propuestas legislativas ambiciosas”, dijo Cornelia Woll, presidenta y profesora en la Escuela Hertie de Berlín.
La sombra del bloqueo parlamentario se hace más grande
La sorpresiva victoria de la izquierda en las elecciones legislativas no puede ocultar la dificultad que esta misma presupone para la gobernabilidad francesa de los próximos años.
Aunque el polémico líder de La Francia Insumisa sentenció con firmeza que la izquierda “puede gobernar” en solitario, avisando que buscarán derogar la polémica reforma pensionaria y aumentar el salario mínimo por decreto, el Nuevo Frente Popular, a pesar de ser la primera fuerza política, se encuentra muy lejos de los 289 escaños necesarios para formar una mayoría absoluta y así pasar las leyes necesarias para cumplir su plan de gobierno.
“¿Cuál es la opción? Si se quiere un gobierno que pase leyes, se necesitan sí o sí 289 personas en un grupo, porque si no, no van a pasar”, mencionó de Beauvoir para France 24, añadiendo que “no está en la cultura política francesa armar alianzas entre partidos políticos que están en bordes opuestos” y sugiriendo una crisis en el régimen francés como una opción muy real a considerar.
Con la extrema derecha encasillada en su lugar tradicional, fuera del poder y de cualquier consideración seria para encabezar el gobierno francés, parece que las riendas del Poder Legislativo francés tendrán que ser barajadas entre los sectores más moderados de la izquierda y la derecha, acompañados quizás de los menos afines al macronismo en el centro. Una quimera política que parece complicada de visualizar en un contexto tan polarizado como el actual.
Quien quiera gobernar con efectividad, necesitará 289 diputados que pasen sus paquetes legislativos, y tanto la izquierda, como el centro y la derecha están muy lejos de obtenerlos, y aún más de ponerse de acuerdo entre ellos.
Aunque varias personalidades en el Nuevo Frente Popular han hecho un llamado a la negociación, con el eurodiputado socialista Raphaël Glucksmann pidiendo a los diputados “comportarse como adultos” para “discutir y debatir” una salida fructífera en este escenario, la mezcla de los opuestos se ve sumamente compleja.
“Una tercera vía sería tener un ‘gobierno técnico’. Un gobierno con un primer ministro en cohabitación, pero que, para evitar una crisis de gobernanza, resuelva los problemas diarios y no haga grandes iniciativas legislativas, pero que pueda hacer ciertas cosas a través del poder reglamentario”, explicó la profesora en periodismo.
El primer ministro francés, Gabriel Attal, ya anunció, pocas horas después de la difusión de las estimaciones sobre los resultados, que presentaría su renuncia ante Macron, la que no fue aceptada por Macron, quien le pidió que se mantenga en el cargo “por el momento” para “garantizar la estabilidad del país”.
La extrema derecha fue detenida, pero el futuro de la Asamblea Nacional se ve bloqueado.