Un grupo de aliados del opositor ruso, Alexei Navalny, acusaron al Kremlin de “encubrir sus rastros” tras la muerte del líder opositor, dado que aún no se sabe nada respecto del paradero de su cuerpo y ni de las causas de su deceso.
Así fue cómo lo dijo Ivan Zhdanov, director de la Fundación Anticorrupción de Navalny, quien reveló información alarmante al medio de habla inglesa The Guardian.
Aseguró que tanto al abogado de Navalny como a su madre se les informó que la muerte se debió a un “síndrome de muerte súbita”.
Se trata de un término ambiguo que refiere a varias condiciones cardíacas que provocan un paro cardiorrespiratorio y luego el fallecimiento.
Informes preliminares sugieren que el cuerpo de Navalny fue trasladado al hospital clínico del distrito de Salekhard, donde personal del servicio de ambulancias indicó que el líder opositor presentaba signos de contusiones consistentes con convulsiones, así como indicios de intentos de reanimación cardíaca.
Sin embargo, estas afirmaciones fueron contradichas por un empleado de la morgue de Salekhard quien, en declaraciones a Reuters, negó que el cuerpo de Navalny hubiese llegado ahí.
El contexto de este trágico evento se oscurece más con la declaración de las autoridades penitenciarias rusas, que informaron que Navalny se sintió mal después de un paseo y poco después perdió el conocimiento en la prisión del pueblo de Kharp.
A pesar de la rápida respuesta de una ambulancia, no pudo ser reanimado, añadiendo que la causa de la muerte aún “está siendo establecida”.
Protestas por la repentina muerte de Alexei Navalny
Este incidente ha provocado una ola de luto y protestas en toda Rusia. Durante tres días consecutivos, personas de diversas regiones rusas han rendido homenaje y depositado flores en memoriales improvisados para Navalny.
En la ciudad de Izhevsk, partidarios del máximo opositor a Vladimir Putin desplegaron un cartel frente a la sede local de los servicios de seguridad FSB que declaraba: “Navalny fue asesinado”.
Sin embargo, este duelo no ha estado exento de riesgos, ya que más de 350 personas han sido detenidas en servicios memorial imprevistos en 32 ciudades rusas, según la organización de derechos OVD-Info.
Entre los detenidos se encuentra el padre Grigory Mikhnov-Voitenko, un sacerdote de San Petersburgo arrestado camino a realizar un servicio memorial para Navalny, quien posteriormente fue hospitalizado tras sufrir un derrame cerebral.
Estos arrestos marcan la mayor represión contra la sociedad civil rusa desde las protestas contra la movilización general en septiembre de 2022.