Un denso momento se vivió en el noveno día del juicio contra el chileno Nicolás Zepeda, quien está siendo enjuiciado en un tribunal judicial de Besanzón, en Francia, por el presunto asesinado de su ex pareja, la joven estudiante japonesa Narumi Kurosaki.
En medio de su testimonio el chileno de 33 años se quebró y rompió en llanto mientras recordaba algunos de los momentos que vivió en el penal de Orleans.
Recordemos que en primera instancia se le condenó a 28 años de cárcel por el presunto crimen que habría perpetrado el chileno en el año 2016. Además, en la primera sentencia la Fiscalía de Besanzón culpó al imputado de amenazar, asfixiar y desaparecer el cuerpo de Narumi, el cual sigue sin ser hallado.
Según lo detalló el medio L’Est Républicain, en el juicio de apelación contra Zepeda se busca entender la personalidad del acusado chileno, quien se mostró afectado al momento de hablar.
Conforme a lo revelado por el medio ya citado, Nicolás Zepeda se desplomó entre lágrimas luego de acusar que en este caso “necesitan a un culpable”, autodeterminándose como chivo expiatorio.
Nicolás Zepeda llora delante del presidente.
El acusado chileno además fue expuesto a dos psiquiatras y un psicólogo, quienes estuvieron presentes en el juicio y que entregaron severos análisis para el imputado.
“Me asombró. Al verlo se me viene a la cabeza la palabra narcisista, peculiar de alguien inteligente pero que carece de empatía. Es alguien que tiene una ‘dimensión de control’ muy importante”, dijo uno de los expertos.
Zepeda, vestido con una camisa de cuadros verde y negro, habló con un francés bastante fluido y dijo que “con este juicio puedo confirmar una hipótesis, y es que necesitamos un culpable”.
Tras ser preguntado por el magistrado por sus peleas con Narumi, respondió que “nunca fueron tan malas. Yo diría que era más como diferencias”.
“Con Narumi, lo que amaba de ella, era que cuando encontrábamos un consenso (el problema) se resolvía”, dijo el imputado Nicolás mientras evadía las demás preguntas.
A los minutos más tarde Zepeda volvió a quebrantase tras recordar de etapa en la cárcel, apoyándose en el borde de su banquillo y escondiendo su rostro con las manos.
Según detalla la prensa europea, su crisis fue “tan repentina como poderosa”.
En ese momento su madre quebró el poderoso silencio que inundó la sala. Lo anterior, preguntando a gritos “dónde están los derechos humanos de mi hijo, que lo tratan como a un perro”, en un español que pocas personas entendieron.